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Desde la aparición de la pandemia por el Covid-19 y la imposición de la cuarentena social, los venezolanos han experimentado la profundización del carácter autoritario y represivo del gobierno de Nicolás Maduro, mientras sufren los embates de una inflación exageradamente acelerada y las consecuencias de las sanciones impuestas por el imperialismo y sus aliados.

En ese contexto, precariedad aguda y represión exacerbada es el día a día de los venezolanos. A todas luces el gobierno de Maduro es bonapartismo clásico, autoritario y mafioso. Los que ostentan el Poder han reafirmado paulatinamente un régimen cada vez más represivo, a la vez que se consolida como nueva burguesía, no solo a costa de horadar los recursos del país, sino de la apropiación de la plusvalía de los trabajadores, amén de que el funcionamiento del Estado se hace a costa de trabajo casi esclavo.

En Venezuela, tanto Maduro como Guaidó son parte de una especie de doble poder lumpen-burgués que pugnan entre sí la apropiación y la administración de los millonarios recursos del territorio, mientras el resto de la población vive o sobrevive en las peores condiciones en toda nuestra historia republicana.

#SalarioIgualCanastaBásica

Hasta el cansancio se ha denunciado todo el retroceso que se ha propinado a los trabajadores. Es la destrucción del trabajo a través de la desaparición del salario, las prestaciones sociales, los fondos de pensiones, los beneficios contractuales, seguros de salud y funerarios y pensiones y jubilaciones con montos realmente vergonzosos. Toda esta política la han podido ejecutar con una brutal forma de control social y de represión, comparable solo con los gobiernos más autoritarios de la región.

La vida de quienes pertenecen a la clase trabajadora se ha convertido en trabajar por un promedio mensual de 6$ (o por un ingreso mínimo mensual que no llega a los 4$) y una bolsa de comida. Otros, principalmente del sector público devengan un salario promedio mensual entre 4$ y 15$ al mes. Los profesionales “mejor pagados” ganan un salario entre 30$ y 60$ en el sector privado. Buscar qué comer todos los días, en la mayoría de los casos con fallas en el servicio de agua o de luz es la inversión del tiempo de quienes pertenecen a la clase trabajadora y  a los sectores populares. En Venezuela a pesar de estar destruido todo el aparato productivo del país, para el trabajador no existe el tiempo de ocio. Trabajar todo el día, todos los días para solo comer “lo que se pueda”.

En este contexto, la respuesta del gobierno son bonos de burla que no llegan ni a paliativos. O las bolsas CLAP que encierran en sí mismas un férreo control social, una uniformidad en el consumo alimentario, excesivamente alto en carbohidratos y además insuficiente.

#LiberenALosTrabajadoresPresos

Desde el gobierno se han dado a la tarea de “resolver este problema” callando a los trabajadores. Existe una imposibilidad concreta de crear sindicatos independientes o de aspirar a la renovación de las direcciones sindicales, en su mayoría burocratizadas y corresponsables de nuestra amarga situación;  quienes se atreven a rebelarse contra esta precariedad, contra esta especie de esclavitud moderna, corre el serio riesgo de ir preso, de ser acusado de incitar el odio y pasar meses y años de su vida sin juicio, sin derechos, enterrado en vida en cualquier cárcel del país.

Desde Marea Socialista junto a otras organizaciones hemos hecho parte de la campaña para exigir la libertad de trabajadores que han sido encarcelados, por ejemplo,  por intervenir en asambleas o reuniones argumentando  la necesidad de un aumento de salarios, o el rescate de los beneficios contractuales o incluso,  por reclamar el aumento de la bolsa de comida a precios que los trabajadores no pueden cubrir. Otros son encarcelados por el hecho de denunciar actos de corrupción en alguna empresa del Estado.

Toda esta injusticia en contra de los trabajadores es parte de la política antiobrera del gobierno. Mientras Guaidó y su combo se pasean alegremente por el Mundo negociando y apropiándose de los recursos de los venezolanos. Muchos son los negocios que aún les quedará por hacer a ambas caras de la burguesía; de fondo las dos cúpulas arremeten en contra de los trabajadores, ambos tienen un plan de sacarle a los trabajadores la máxima plusvalía. Allí,  el gobierno lleva la delantera.

Libertades “democráticas” las primeras víctimas fatales del Coronavirus

El Covid-19 ha sido la excusa perfecta para avanzar en el aniquilamiento de las libertades democráticas. En cuatro meses de cuarentena no solo hemos visto como encarcelan a trabajadores precarizados, sino que también que encarcelan a cualquier persona que opine en contra del gobierno bajo la argucia llamada “ley contra el odio”.

No conforme con esto,  estamos ante la presencia de lo que se podría comparar con una especie de “feudalización” del territorio; en el que cuerpos de represivos del Estado como el FAES, milicias, GNB y grupos de civiles armados al servicio de ellos van ejerciendo un control de mafias en las comunidades.

Solo por citar un triste ejemplo de lo que sucede, en medio de la pandemia se han llevado presos a jóvenes por circular por las calles, los ponen a hacer ejercicios o simplemente les pegan batazos por estar en la calle “fuera de horario”.

En territorios y comunidades es imposible ejercer libremente el Derecho a organizarse o el Derecho a opinar. Se ha impuesto la matriz de opinión  “que el miedo no nos deja luchar y enfrentar esta situación”, cuando realmente lo que subyace  es el hecho concreto que no existen sindicatos, que está prohibida la organización popular, que los partidos no se pueden legalizar, o son ilegalizados algunos de los que ya existían o simplemente remueven las directivas partidarias con una decisión del TSJ.

Esta perversidad que viola las libertades democráticas, aun hablando en el marco de la democracia burguesa va acompañada de hambre, va acompañada de derrota, va acompañada de desesperanza, va acompañada de falsificaciones. Se le llama socialismo a la barbaridad de un gobierno de carácter mafioso y hambreador. Se le llama Poder Popular a mecanismos de control que emergieron por la ampliación del Estado burgués controlada por el PSUV. Se le llama unión cívico-militar a grupos de milicianos con “civiles” armados sometiendo a las personas en los territorios.

En Venezuela se le llama “beneficio” a una bolsa de comida humillante e insuficiente.

El falso “rescate de la democracia” que promulga  un títere como Guaidó, quien autoproclamándose presidente sin ser elegido es una contradicción insostenible. Se le llama libertad a la petición de una intervención armada de los gringos. Se le llama soberanía a la entrega de nuestros recursos a los chinos, a los rusos y a las trasnacionales. Son las falsificaciones sobre las que se sustentan las cúpulas reaccionarias para seguir el desfalco a la nación que engordan sus bolsillos.

El papel de Guaidó y del imperialismo

La dupla Guaidó-Trump es la otra cara de la desgracia capitalista que hoy golpea a los venezolanos.  Cabalgan el descontento de un sector importante de la población con el gobierno de Maduro para usufructuar  los bienes y riquezas de Venezuela en el exterior.

En este sentido, no se puede perder de vista el papel entreguista que ha cumplido la Asamblea Nacional, en la que se concentra gran parte de la Derecha pro-intervencionista venezolana.

Lo que está detrás de la autoproclamación de Guaidó y de la “protección de los activos venezolanos  ante la usurpación del Poder” es el robo y la entrega más descarada por parte de los Estados Unidos. Han sido la cara de la prohibición del manejo de activos líquidos del Estado venezolano en las cuentas acreditadas en más de 46 paises. El resultado es que se han apropiado de nuestro petróleo, de CITGO, del oro y de nuestro dinero.

Sin llegar al Poder ya han desfalcado y entregado nuestros recursos, mientras cabalgan la precaria situación que padecemos para beneficiar y fortalecer al imperialismo norteamericano con sus aliados. Maduro hace lo propio con chinos y rusos. Son las dos caras de la misma moneda de miseria, hambre y corrupción que nos azota y ha hecho que en Venezuela el principal producto de exportación sea mano de obra barata para el trabajo precario.

¿Qué hacer si solos no podemos?

Aunque esta situación pareciera el episodio más cumbre de la película “atrapados y sin salida” no podemos dejar derrotarnos por el escepticismo. Cuando sacamos la mirada de nuestras fronteras, nos damos cuenta que muchas, muchos son lo que se movilizan en contra del capitalismo. Somos lxs chilenxs contra los ajustes de Piñera, somos lxs estadounidenses contra el racismo y la supremacía blanca de Trump. Somos lxs libaneses en contra de los ajustes, somos lxs chalecos amarillos contra el gobierno de los ricos del “simpático” Macrom, somos lxs españolxs en  Nissan, somos lxs que se levantan en contra de Bolsonaro. Somos lxs palestinos en contra de la grosera actuación del Estado Sionista de Israel, somos todas y cada una de las luchas antisistema que recorren el Mundo entero hoy.

Existen muchas razones para pensar que la salida a esta situación incluso está más allá de nuestras fronteras, pero no pidiendo a gritos que venga un ejército de gringos a invadir y llenar de sangre nuestro territorio o a “darnos la libertad” para entregarle todo en sus manos: nuestros recursos, nuestras vidas, la de nuestros hijos.

Son razones suficientes  para darnos cuenta que debemos crear una fuerte organización internacional de lxs oprimidxs, de lxs trabajadorxs que en todo el mundo están siendo golpeados brutalmente por un capitalismo que cada vez está más en crisis y que por lo tanto sus gobiernos cada vez ajustan más, por las mujeres asesinadas y maltratadas en todo el mundo bajo este sistema patriarcal, las juventudes que en todos los lugares está precarizada. Claro que podemos decir ¡basta del patrón de acumulación capitalista que nos somete a vivir en la más absoluta miseria! Que Venezuela puede estar peor que muchos países, pero que eso no significa que los demás están bien, el capitalismo es un sistema al que debemos derrotar.

El llamado es a organizarnos, que lo hagamos rebasando estas direcciones traidoras. Que cada lugar de trabajo se convierta en un foco de rebelión contra la explotación, que cada liceo o universidad sin profesor se convierta en un gran centro de organización de la lucha estudiantil, que cada comunidad se pueda quitar el peso humillante de la práctica paraca de los mal llamados colectivos, que cada madre a la que le ha sido asesinado su hijo por el FAES grite su rabia y sane su dolor luchando contra este sistema que la dejó sin ellos, que cada mujer maltratada se convierta en una gran militante en contra de la opresión patriarcal.

Desde Marea Socialista te invitamos a esto, a unirte en la lucha y organización con nosotres y con la Liga Internacional Socialista … y sí… poder darle vuelta a todo.

Zuleika Matamoros, integrante de la dirección nacional de Marea Socialista en la Liga Internacional Socialista.