El mega-apagón eléctrico que se está viviendo en Venezuela desde el pasado jueves 07 de marzo ha retratado lo más descarado e irresponsable del gobierno encabezado por Nicolás Maduro (que ya es decir) donde la total ausencia de un mínimo de solidaridad con la desprotegida población nacional es el peor de los perversos aullidos de una cúpula de poder que destila cinismo a granel y les vale un bledo las calamidades que se han multiplicado a razón de los 4 días (hasta el momento) que lleva la mayor parte del país sin servicio eléctrico.
En Maracaibo, Estado Zulia, por ejemplo, al momento de escribir estas líneas, domingo 10 en la noche, una madre clamaba a través de distintas redes sociales el horror que estaba viviendo con las altas temperaturas debido a que, a diferencia de Caracas, en el Zulia la luz no había vuelto en ningún momento desde el jueves y sus hijos pequeños no paraban de llorar y suplicar por agua fría o hielo para poder paliar un poco el insoportable calor. Lo anterior como una sencilla alusión a las consecuencias terribles en las que pueden contarse muertes en centros de salud, profundización en las fallas del servicio de agua, imposibilidades para poder realizar compras de alimentos debido a la falta de líneas para conectar con los bancos, combinado con la falta de efectivo, suspensión del metro y un largo etcétera.
El desparpajo de la cúpula madurista ante semejante situación solo puede equipararse al del otro factor de poder en disputa motorizado en estos momentos por el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó. Mientras Maduro y sus compinches hablan de que estamos ante una “guerra eléctrica imperialista”, el diputado Guaidó juega a la manipulación con el Art. 187 de la Constitución Nacional que, según él, le da potestad para autorizar una intervención militar extranjera al país, cuando lo que en el literal 11 de dicho artículo se refiere es a “misiones militares” que de por si tiene intrínseco una libre interpretación ¿acaso habla específicamente de tropas armadas? Es decir, no les importa nada nuestros problemas verdaderos, y ambos son parte de un juego de muchas aristas que incluye acuerdos secretos sobre intereses muy ajenos a quienes padecemos una calamidad sin parangón en nuestra historia republicana, así, mientras los primeros persisten con su clásica rimbombante propaganda burocrática, los otros ofrecen invasión norteamericana, o lo que es lo mismo: ¡más sufrimiento!
Maduro debería renunciar porque desde hace rato estamos colapsados totalmente como nación y la clásica oposición de derechas incluso ante una barbaridad puntual como la que estamos pasando con el tema eléctrico es incapaz de tener un mínimo de empalme democrático que pueda canalizar una salida con posibilidad de solución real. Y entonces nos preguntamos ¿Dónde están los trabajadores? ¿Dónde están los trabajadores eléctricos? ¿No ha llegado ya el momento en que los trabajadores venezolanos demos pasos por levantar nuestras propias alternativas políticas y proponer algo distinto al país, independiente de Maduro y Guaidó?
Cuando planteamos que Maduro debe renunciar, no somos tan ingenuos como para esperar que eso sea el resultado de un proceso reflexivo del señor presidente, lo que pretendemos decir es que ya no debe seguir y frente a ello hay que tener una perspectiva, la cual hay que construirla desde el terreno de las luchas con los trabajadores y los sectores populares organizándonos con nuestra propia agenda. Ya sabemos que distintas voces desde los trabajadores eléctricos hace mucho rato vienen alertando de los enormes riesgos en que se encuentra la industria y sobre lo que estamos pasando ahora, han dado detalles que develan claramente la responsabilidad del gobierno nacional en el desastre, pero hace falta que todo eso sea correspondido con propuestas que apunten a activar el protagonismo de quienes a fondo mueven y pueden cambiar todo.
Desde Marea Socialista consideramos que ante la gravedad que estamos atravesando por la emergencia eléctrica, debe levantarse una comisión investigadora independiente. Algo así solo puede ser el saldo de una iniciativa desde los más profundo de los trabajadores eléctricos y que lleve a recuperar nuestro espíritu de clase, de lucha genuina, deslastrándonos del clientelismo madurista y la cooptación del Estado por un lado y rechazando tajantemente las pretensiones del polo de poder del que son parte Guaidó, el Grupo de Lima y Donald Trump, que también son nuestros enemigos de clase y para mayor constatación se puede revisar lo que proponen en su “Plan País”.
El país exige respuestas y propuestas que solamente una alternativa surgida desde el seno de quienes padecemos el caos general se las puede dar, por ello no nos queda otra que pararnos en el terreno de la lucha política y los trabajadores eléctricos tienen consigo la cualidad de poder dar un paso al frente en momentos en que la angustia cunde en los hogares venezolanos, y desde ahí poder convocar a los demás sectores de la vida laboral y lograr el engranaje que tanto nos urge. En Marea Socialista estamos listos para asumir en conjunto todas las tareas correspondientes.
Gustavo Martínez Rubio