La política intervencionista progringa de la derecha venezolana sigue su curso. El martes 22 de julio, la Asamblea Nacional aprobó ilegítimamente la reincorporación del país al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) que fue firmado, originalmente, por el gobierno imperialista de los Estados Unidos con la mayoría de los gobiernos burgueses de América Latina y el Caribe, en 1947, y fue definido, por quienes lo suscriben, como un pacto de “defensa mutua” de alcance interamericano, concebido para justificar la actuación conjunta de los países cuando alguno de ellos sea sometido a un “ataque armado por cualquier Estado contra un País Americano”, que “será considerado como un ataque contra todos los Países Americanos”. Sin embargo, en la práctica, Estados Unidos ha invadido y ha atacado a naciones miembros del Tratado, sin que los demás países actúen en defensa del agredido. O como en el caso de la guerra de las islas Malvinas, echó a un lado el Tratado, cuando Argentina, intentó recuperar su soberanía frente a la ocupación por Gran Bretaña y el gobierno de Estados Unidos apoyó a los ingleses.
Venezuela se retiró del TIAR en el año 2013, pero ahora la oposición proimperialista, desde la AN trata, ilegítimamente, de reincorporarse, no para defender a Venezuela de un país extranjero, sino para que a Estados Unidos y otros países se les facilite, políticamente, o tengan coberturas de apariencia “legal” a la hora en que puedan decidir sacar por la fuerza al gobierno de Maduro, invadiendo a nuestro país.
Este nuevo avance en la política abiertamente entreguista e injerencista es la expresión clara de lo que nos tocaría en caso de que la derecha tradicional llegara al Poder. Su entreguismo y arrodillamiento ante los Estados Unidos es comparable con el de Maduro en las relaciones políticas y económicas con los chinos, los rusos y los cubanos.
Guaidó y los sectores que lo apoyan y acompañan quieren hacerse del Poder por cualquier vía, es la misma oposición que se sienta a dialogar con el gobierno en el más oscuro secretismo. Así negocian espacios de Poder, acuerdos de impunidad, reparto de los negocios y ambas cúpulas reaccionarias responden con decisiones que siguen sometiendo a la población venezolana a la miseria.
Rotundo rechazo al intento de reincorporar a Venezuela al TIAR y a las negociaciones secretas entre las dos cúpulas que se disputan los negocios y el poder
La oposición de derecha huye hacia adelante y a través de voceros de sus partidos gritan desesperadamente que no desean una intervención militar, usan la incorporación del TIAR, aunque sea nula y carente de validez como parte de su plan intervencionista y demuestran a su amo Trump que son capaces de cumplir todo lo que les ordene. Por eso, adicionalmente, el representante especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams y el Grupo de Lima, que reúne a los gobiernos latinoamericanos más opositores a Maduro, aunque a cara de su actuación con la clase trabajadora, las mujeres y lxs oprimidxs se les parezcan muchísimo, han declarado que no están de acuerdo con intervenciones militares ni acciones de fuerza como salidas a la crisis venezolana porque “sería prematuro”.
Mientras esto sucede, el gobierno de Nicolás Maduro avanza en la política económica entreguista de los recursos naturales de Venezuela, además de seguir sometiendo a la población venezolana a la más absoluta miseria a través de la destrucción del trabajo, acabando con los salarios al mantenerlos por debajo de la Canasta Alimentaria y a menos de 4 dólares mensuales, la eliminación de las prestaciones sociales y del acceso a la salud tanto pública como privada… Adicionalmente, las sanciones impuestas por los EE UU someten a la población a muchas más penurias, en una relación tortuosa entre el gobierno y la oposición de derecha que se retroalimenta. Ambos golpean a la población y la tienen en la más absoluta miseria. Por eso negocian en secreto, a espaldas de la población, aunque después se muestren con arteras formas de disputa entre cúpulas que andan viendo cómo le van dando forma a la “salida” que pretenden acordar. Por eso, mientras el TSJ rechaza la incorporación al TIAR, podemos ver ese “estira y encoje” trasladándose de igual manera a la realización de eventos por cada lado, como la reunión del Grupo de Lima en Buenos Aires o el Foro de Sao Paulo en Caracas, en donde se llevan adelante las agendas de cada grupo de poder, pero con ausencia total de respuesta a los grandes problemas que padecemos la gran mayoría de los venezolanos.
Marea Socialista llama a la organización y movilización autónoma de la clase trabajadora, de las mujeres, de la juventud y los sectores oprimidos
Sabemos que las negociaciones y disputas de estas dos facciones reaccionarias, enemigas de los trabajadores, pretenden imponernos la polarización política, mientras se reparten el país a pedazos, y no van a resolver nuestras necesidades. Una de las dos responde al modelo de la IV República, y la otra, ha destruido los avances del proceso revolucionario, con una contrarreforma regresiva y muy anti obrera, de asimilación al capitalismo. De ahí que debamos confiar sólo en nuestras propias políticas, nuestras propias formas de organizarnos y de movilizarnos, de manera autónoma.
Hemos sido testigos de cómo cúpulas sindicales han tomado con fines manipulativos el genuino reclamo de las y los trabajadores y lo han puesto al servicio de Guaidó, quien ha demostrado con su Plan País, su llamado a la invasión y el uso de recursos “incautados” por Estado Unidos para pagar deuda corrupta, que él viene a resolver el problema de la burguesía en detrimento de los trabajadores. También hemos visto cómo la burocracia sindical al servicio del gobierno ha usado a sus adeptos para perseguir trabajadores que se levantan y que son la cara de las políticas anti obreras de Maduro. Hemos soportado que Maduro bajo su retórica de falso discurso “revolucionario y antiimperialista” se autoproclame “socialista y obrerista” mientras ha destruido el trabajo, el valor del trabajo, llevando a la clase trabajadora venezolana a la lumpen-proletarización y a emigrar como mano de obra barata en una crisis humanitaria sin precedente en la historia contemporánea de Venezuela.
Por eso, debemos voltear la mirada a nuestro alrededor y darnos cuenta de que la movilización autónoma y consecuente de los pueblos es capaz de terminar con los gobiernos que los someten. El más reciente ejemplo es Puerto Rico, pero también vemos como las mujeres, las y los trabajadores y los sectores populares se levantan contra los ajustes como los de Macri, Bolsonaro, Piñera y hasta de Trump.
Desde Marea Socialista llamamos a rechazar la decisión de la Asamblea Nacional, que más allá de su nulidad, es una arista más en las agresiones en contra de la población y específicamente, a las y los trabajadores, que hoy hacemos frente a un gobierno que claudica ante los imperialismos emergentes, sin dejar la relación económica neocolonial con el viejo imperialismo hegemónico norteamericano y con las transnacionales que manejan el capitalismo global.
Marea Socialista, agrupada internacionalmente con la Liga Internacional Socialista (LIS-ISL) impulsará desde este espacio de partidos y organizaciones políticas de la clase obrera en el mundo, la movilización para el retiro de todas las naciones Latinoamericanas del TIAR y por la anulación del mismo, así como haremos campaña activa y combatiremos contra cualquier agresión militar a nuestros pueblos, basada o no en dicho Tratado.
Te invitamos a ser parte de esta lucha antiimperialista integral y a unirte a nuestra organización para batallar contra las cúpulas reaccionarias, formen o no parte del gobierno actual, que negocian a espaldas del pueblo, mientras cada vez más nos colocan en una situación de vulnerabilidad frente al poderío militar del imperialismo norteamericano y nos supeditan a los imperialismos emergentes como lo son China y Rusia. Sólo la movilización y organización autónoma de las mujeres, las y los trabajadores, la juventud, las comunidades populares y campesinas, nos dará la posibilidad de sacarnos de encima a estas dos formaciones dominantes y opresoras de la sociedad venezolana, entreguistas, reaccionarias, retrógradas y sirvientes de unas u otras potencias explotadoras e intervencionistas.