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“A Maduro el pueblo no le quiere y a Guaidó nadie lo eligió”

Esta es la consigna de Marea Socialista ante la crisis en Venezuela. Este movimiento político de corte chavista crítico aboga por la soberanía popular frente a la total polarización política del país entre el gobierno “autoritario” de Maduro y la presidencia “títere” de Guaidó.

Hablamos con Gonzalo Gómez Freire, una de las voces autorizadas de Marea Socialista y cofundador del medio de comunicación independiente Aporrea.

Desde su posición socialista es crítico con el gobierno de Nicolás Maduro y también con el opositor Juan Guaidó. ¿Qué le reprocha a cada uno?

El de Maduro es un gobierno que viene destrozando los derechos de la clase trabajadora. Es muy autoritario, antidemocrático. Es demasiado corrupto. Compromete la soberanía en materia social y petrolífera y, a pesar del discurso antiimperialista, lo que busca es reacomodarse en la economía global como neo-burguesía, supeditándose a los imperialismos emergentes. Viola gravemente la Constitución y ha venido desmantelando todo lo que quedaba de la revolución bolivariana como proceso real, del que solo le queda un lenguaje manipulador y carente de contenido verdadero.

Guaidó es también un usurpador, pero ha logrado colocarse con la maniobra de cabalgar el inmenso malestar y la protesta genuina del pueblo. Se ha autoproclamado presidente al margen de la Constitución, sin ser elegido por nadie. Ha llevado a su terreno a inmensas movilizaciones de masas hartas del gobierno de Maduro e ilusionadas con la posibilidad de un cambio, pero la fuente de su proyecto está en Washington y sus decisiones no le pertenecen. Está al servicio de una operación intervencionista de recolonización desde el extranjero. En el fondo se han repetido muchos de los elementos del golpe que Carmona le dio a Chávez, pero aquel tenía verdadero apoyo popular y este está buscando el apoyo militar que aún no ha aparecido, aunque tiene detrás el poder militar y económico de los Estados Unidos.

Nosotros rechazamos la supuesta “presidencia títere” de Guaidó, pero a la vez decimos que Maduro no puede seguir gobernando contra el pueblo. Apelamos a la soberanía popular.

Lo que se transmite desde los medios de comunicación es una total polarización de la sociedad venezolana. ¿Es así o existen posiciones intermedias?

La polarización de los actores políticos y de las organizaciones sociales parece ser casi total y así se muestra. Pero pueblo adentro, protestar contra Maduro no es equivalente a confiar en Guaidó. El pueblo está expectante. Yo formo parte de un sector que no se sujeta a esa polarización y que promueve la autonomía política y de clase de los trabajadores y del movimiento popular que marque distancia frente a la burocracia corrupta y frente al capital explotador.

Por ejemplo, en el seno de la Intersectorial de Trabajadores de Venezuela, que es un órgano de articulación de las luchas de la clase trabajadora, pero políticamente plural, dimos la batalla (como Marea Socialista junto con otros factores clasistas de izquierda) para lograr que la ITV no fuese de manera oficial a la marcha convocada por Guaidó el 23 de enero pasado. Promovimos que sostuviese su propia convocatoria separada y con su propia agenda para contribuir a levantar la autonomía de los trabajadores como un actor con voz propia y en reclamo de la soberanía popular. Insistimos en que se mantuviese apegada al programa de lucha que aprobamos en asambleas. Pero gran parte de la dirigencia sindical fue a la marcha y muy pocos se han desmarcado de las acciones unilaterales y anticonstitucionales de Guaidó. Me refiero a la dirigencia sindical que protesta y reclama con los trabajadores, porque la del gobierno de Maduro es casi un aparato más de la burocracia del Estado.

Los medios, tanto los privados como los del Estado, no están interesados en mostrar opciones de ruptura con la polarización porque están involucrados con uno u otro contenedor. Caso distinto al de Aporrea, por ejemplo, que es un medio de comunicación alternativo y popular.

¿Qué se propone desde esta posición intermedia?

No me identifico con la calificación de “intermedia”, simplemente es otra posición. Y, por otra parte, las posiciones no son únicas en el espectro no alineado con la polarización. Marea Socialista, junto con la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución, donde participan varios ministros de Chávez que rompieron hace tiempo con el gobierno de Maduro-Militares-PSUV, promueve el ejercicio de la soberanía popular a través de una salida constitucional democrática con el pueblo movilizado. Decimos que “a Maduro el pueblo no lo quiere y a Guaidó nadie lo eligió”. Planteamos la relegitimación de todos los poderes y la realización de elecciones generales; para lo cual apelamos a la posibilidad de un referendo consultivo, previsto en el artículo 71 de la CRBV, para que el pueblo se exprese y decida, libre y soberanamente, en materia de especial trascendencia nacional. Para ello se requiere que lo pida el 10% de los electores. Y sea quien sea el que se autocalifique como “presidente”, no puede desconocer ese derecho porque la soberanía reside en el pueblo y no en el presidente de turno.

¿Es esta crisis diferente al resto y definitiva para que se produzca un cambio en Venezuela?

Esta es la crisis de una revolución traicionada. Con Chávez había un proceso democrático, progresivo, de transformación, que acumuló muchas conquistas para el pueblo, a pesar de que muchos de los problemas comenzaron a gestarse durante su mandato. Ahora lo que tenemos es la triste realidad de que el imperialismo y la burguesía tradicional vienen a recoger el resultado de la tarea ya realizada por una burocracia corrupta, de una especie de “neo-lumpen-burguesía” que quiso agarrarse las riquezas de un país en lugar de continuar la posibilidad revolucionaria que se inició con Chávez. No se puede comparar el cambio que vendría de las manos intervencionistas de Estados Unidos y de los sectores capitalistas tradicionales con lo que fue el cambio vivido en los mejores años de la revolución bolivariana. Creemos que solo si se configura un movimiento autónomo de la clase trabajadora y los sectores populares podremos aspirar a un cambio favorable para nosotros. El cambio que representan Guaidó y Trump, obviamente, no es el nuestro, y lo que representa Maduro también es su negación. Nosotros, para contribuir a un cambio en favor del pueblo, llamamos a construir fuerza autónoma, construyendo una organización como Marea Socialista, junto con las alianzas que sea necesario forjar. No vemos soluciones mágicas si no se configura un actor político realmente identificado con los trabajadores y el pueblo.

¿Cuál es el mejor y el peor escenario posible?

Que el pueblo movilizado reclame su condición de soberano y que fuerce una consulta o nuevas elecciones democráticas con mejores garantías. Que los factores en pugna busquen una salida negociada, pero no como componenda entre cúpulas, sino de cara al pueblo. Todo es preferible a una guerra civil o a una invasión. Pero el precio de la paz no puede ser seguir en la miseria, sin democracia y sin soberanía nacional.

Ante una convocatoria de elecciones, ¿cambiarían los resultados respecto a las anteriores? ¿Aceptaría el resultado la opción perdedora?

Las anteriores elecciones, aunque llamamos a votar, fueron en condiciones irregulares y carentes de garantías y transparencia. Habría que renovar el Consejo Nacional Electoral, pero no como un reparto de cargos entre los partidos políticos y poderes fácticos en disputa, sino con participación abierta de la ciudadanía, bajo forma que habría que discutir. Eso no lo garantizan ni la burocracia de Maduro ni el binomio Guaidó-Trump. Una elección democrática en esas elecciones sería preferible y probablemente aceptable, aunque no necesariamente estaría construida la configuración que exprese los intereses de la clase trabajadora y los sectores populares en la misma, porque nuestras organizaciones han sido degradadas, sometidas, clientelizadas… y tiene que haber una reconstrucción de nuestro sujeto social y político.

¿Cómo valora la posición de Europa?

En sentido general creo que termina siendo funcional a los planes de Trump. En el caso español vi una declaración en la que el gobierno dijo que, si Maduro no llama a nuevas elecciones democráticas, podría reconocer a Guaidó; y no me parece que este sea la opción democrática frente al otro, porque eso lo tiene que dirimir nuestro pueblo de manera directa. Creo que no es lo que le compete a la UE, porque Guaidó busca imponerse por vías inconstitucionales, nadie lo eligió y se autoproclamó en una marcha sin que previamente hubiese una decisión de la Asamblea Nacional que él venía encabezando, aunque esa AN estuviese declarada en “desacato” por el Tribunal Supremo de Justicia.

Creo que como gobiernos deben mantenerse en el marco del principio de no intervención y de respeto a la soberanía de los pueblos. Eso sí, entre los pueblos propiamente dichos, entre pueblo y pueblo, creemos en la solidaridad internacional para con la gente de Venezuela que está resistiendo a la descarga de la crisis sobre sus espaldas, que está pidiendo ayuda alimentaria y no xenofobia en otros países, que busca eco en sus denuncias contra la represión y que tiene derecho a que se le incluya, sin trampas, en la decisión democrática sobre su destino.

Portada de la edición impresa de La Marea, Nº 68, Febrero 2019, contentiva de la entrevista a Gonzalo Gómez

Credito: lamarea.com

Entrevistador: danidominguez@lamarea.com