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Como medida primaria de contención, que consideramos correcta e ineludible, se ha impuesto la “cuarentena social total” y el Estado de Excepción, en su modalidad de Estado de Alarma. Pero, debemos ser conscientes de que eso significa mayor discrecionalidad en el ejercicio del poder, con suspensión temporal un conjunto de garantías constitucionales que ya vienen siendo restringidas en la práctica desde hace tiempo, sólo que ahora con mucho mayor acento. Esta contención social-sanitaria necesaria, encierra el peligro de la potenciación del autoritarismo y la arbitrariedad existente, que empeoraría el drama del pueblo venezolano y puede disminuir en lugar de incrementar sus posibilidades de defensa.

El capitalismo está crujiendo con la pandemia del Coronavirus a escala mundial y los pueblos estamos viviendo juntos la misma tragedia y juntos tendremos que luchar contra ella y contra todo lo que le permitió llegar. La pandemia del Covid-19 ha entrado en Venezuela, en pocos días van decenas de casos reportados, aunque se han tomado rápidas acciones de contención. Esta situación nos agarra altamente desprotegidos en nuestro sistema de salud, servicios y condiciones de vida del pueblo, hambre y precariedad, salarios a nivel Cero para la gran mayoría, bajísima capacidad productiva y limitados márgenes de acción para la respuesta social democrática. Estas son otras “pandemias” que el gobierno de Maduro y la situación de bloqueo económico han contribuido a crear, por lo que ahora agravan la situación, a causa de la debilidad en la que nos encuentra el Coronavirus.

Tenemos varias “pandemias” hace tiempo en Venezuela, frente a las que el gobierno no ha actuado, y que han cobrado y cobran más vidas o crean padecimientos sostenidos. Lo que es peor aún, es que el propio gobierno ha favorecido las tragedias propias de la miseria, la corrupción e indolencia, con sus políticas y con el comportamiento de la clase burocrática corrupta a la que representa, todo ello agravado por las sanciones imperialistas y el bloqueo de Trump, auspiciado por Guaidó. Esto indudablemente le quita toda confiabilidad y revela la hipocresía manipuladora del discurso gubernamental. Pero ahora querrán utilizar esto para reforzar el autoritarismo, la represión y la arbitrariedad.

El gobierno burocrático y lumpen-burgués de Maduro-Militares-PSUV (no es un insulto sino una caracterización política y de clase) no ha presentado hasta ahora ningún plan de emergencia integral y detallado que vaya más allá de la contención mediante la cuarentena y sus implicaciones represivas.

En lo económico y fiscal, en plena emergencia sube el valor de la Unidad Tributaria en un desproporcionado 2.900% y encarece todas las transacciones, después de haber aplicado exorbitantes tarifazos para registros y notarías, tasas de pasaportes, elevación del IVA (que se cobra hasta para comer) y otras medidas de corte neoliberal y en medio de una dolarización arrasadora que deja “frito” a cualquiera que viva de un magro salario en bolívares.

Maduro ni siquiera ha anunciado todavía medidas compensatorias para el sostenimiento de las familias en la pandemia y apenas mencionó que se consideraba algún bono (miserable y absolutamente insuficiente) como los que viene otorgando el gobierno a una parte de la población y que evalúa el pago de nóminas a PYMES ante la situación de pandemia.

La gran “sorpresa” que, en realidad no extraña, es la solicitud de un crédito rápido al FMI, lo cual está absolutamente reñido con los principios que siempre defendió la revolución bolivariana, y que implica un viraje total, que termina de poner al desnudo la deriva de tipo neoliberal que el gobierno ya venía mostrando en la práctica hace mucho. Acude al FMI que antes cuestionaba, sabiendo que eso supone siempre asumir mayores sacrificios, adicionales a la inmensa carga que se le hace soportar al pueblo, y terminaría de despojarnos de cualquier residuo de soberanía. Mientras tanto, y a pesar de las sanciones y el bloqueo, el gobierno sigue pagando deuda externa corrupta e ilegítima que nos arrebata miles de millones de dólares anualmente y que van a parar en gran medida a manos de los mismos capitalistas que estrangulan a Venezuela

Guaidó aprovecha para seguir promocionando el intervencionismo imperialista:

Mientras tanto, la oposición burguesa, como ya lo está haciendo Guaidó, lo usa de excusa para seguir alentando el intervencionismo imperialista, camuflado como supuesta “ayuda humanitaria”. Guaidó nombró una comisión con actores de gremios profesionales de salud, pero la nombra él con su parlamento y no es, de ninguna manera, un ejercicio democrático-participativo de los mismos.

El contexto nacional en que se inserta la pandemia y cómo venía actuando el gobierno:

Nos hemos referido introductoriamente a los severos problemas de salud, enfermedades y muertes, precarias condiciones de vida, hambre y pobreza, salario cero y destrucción de derechos laborales, desastre en los servicios esenciales… que viene padeciendo Venezuela con el actual gobierno.

Para nadie es un secreto que el sistema de salud pública de Venezuela está colapsado desde hace años desde el punto de vista de infraestructura, equipamiento, personal, funcionamiento, insumos elementales… con lo que eso representa como fuente de riesgo y carencia de atención apropiada para nuestra población. Peor aún si a esto le sumamos la vulnerabilidad generada por la insuficiencia en la alimentación. El gobierno hace años que no ofrece estadísticas sobre esto, para ocultar la cruda realidad.

Los datos extraoficiales que han circulado reportan amplios brotes de enfermedades prevenibles, algunas de ellas controladas hace décadas, como el sarampión, la difteria, la malaria, la tuberculosis, y un retroceso en la disponibilidad de tratamientos antirretrovirales para enfermos de VIH (situación que se sabe acentuada entre la población Warao). La desnutrición es tremenda; basta tomar en cuenta que un salario es inferior al costo de un solo almuerzo familiar. Las vacunaciones. La atención de embarazadas, parturientas y materno-infantil ha desmejorado sensiblemente. Para cualquier prueba de laboratorio o insumo elemental hay que salir de los centros de salud pública y utilizar la red “comercial” privada de servicios y farmacias. Los HCM ya no existen o tienen coberturas ridículas. En los hospitales hay habitaciones y baños clausurados, quirófanos contaminados o inoperativos… Las clínicas privadas son inalcanzables para el pueblo y para la clase trabajadora.

Con este panorama nos topamos con el Coronavirus y lo único con lo que realmente cuenta el Estado es con la aplicación de la cuarentena, pues ni siquiera se puede tener garantía de la disponibilidad de los reactivos y medicamentos requeridos. Esta es la realidad de un Estado que sólo ha servido para el desfalco y el lucro por parte de unos pocos. Por eso nos parece que la pandemia la tenemos desde hace rato.

Todo esto es parte del cuadro que se configura con el paquete económico-social que se viene imponiendo, con altos impuestos a los más pobres y exenciones a los nuevos ricos e importadores, tarifazos, dolarización de hecho, destrucción de convenciones colectivas, salario cero, desinversión en servicios públicos con fallas graves en el agua (higiene) y la electricidad, gas doméstico, transporte e incluso combustible, destrucción de la producción endógena, apertura a capitales extranjeros en desmedro de la soberanía y beneficios del país, corrupción campante, desfalco a la nación, pago de deuda asfixiante (corrupta e ilegítima). Por eso, es demagogia todo lo que desde el gobierno burocrático traicionero y la oposición burguesa se pueda decir, sin un plan alternativo de emergencia y recuperación, que esté al servicio de los trabajadores y del pueblo y no de los capitalistas, los burócratas, los buitres acreedores, las potencias extranjeras y las transnacionales.

Contexto mundial de la pandemia y de las medidas: el capitalismo global en crisis

Lo que está sucediendo con la pandemia del Covid-19, comienza a ocurrir cuando se experimentaban problemas económicos globales, caídas de las bolsas, de los precios petroleros, guerra fría y comercial entre superpotencias (EEUU – China), ascenso generalizado de luchas y protestas en muchos países. Los ataques a las condiciones de vida de la clase trabajadora y los sectores populares en todo el mundo, por parte de los gobiernos burgueses y los recortes en los sistemas públicos dedicados a la salud, la educación o la protección social, las guerras, las oleadas migratorias forzosas… todo ello ha dejado más desprotegidas a las sociedades humanas, incluso en los países con mayor desarrollo relativo, en un mundo donde se invierte más en armas que en la atención de las necesidades de la gente o en la recuperación de los daños a la naturaleza, contribuyó, indudablemente a la apertura de las rendijas por las que se coló el Coronavirus, pero podría haber sido cualquier otra cosa.

Mientras Maduro en Venezuela se plantea acudir al FMI, en Europa algunos gobiernos (Francia, España, Italia), muy al contrario de lo que venía siendo su práctica, se están viendo forzados, por la situación y la presión social, a considerar la posibilidad de ciertas nacionalizaciones o intervenciones para disponer del sistema privado salud, a suprimir el pago de ciertos servicios básicos e incluso el pago de alquileres, así sea en forma temporal.

Ni en las situaciones más extremas el gobierno venezolano se muestra dispuesto a adoptar medidas socializantes o anticapitalistas, sino que opta por aplicar las políticas propias de los gobiernos capitalistas más conservadores y retrógrados, acentuando el peso que soportan los trabajadores y sectores populares. Por supuesto que estos gobiernos proceden forzados por las circunstancias y por las luchas que vienen dando sus pueblos, incluso a pesar de las cuarentenas y otras limitaciones impuestas. En España ha habido una “caceroleada” al Rey para pedir que se recuperen los dineros llevados a paraísos fiscales, para financiar la atención de la salud del pueblo.

Las propuestas de Marea Socialista y de la LIS:

Marea Socialista, articulada con la Liga Internacional Socialista (Lis) suscribe la Declaración de la LIS: “Coronavirus, garantizar la salud, no las ganancias capitalistas” https://lis-isl.org/2020/03/17/declaracion-de-la-lis-coronavirus-garantizar-la-salud-no-las-ganancias-capitalistas/ en común entendimiento de que a nivel mundial “estamos atravesado una crisis global cuyo detonante ha sido el coronavirus“, que “se transformó en el gatillo que disparó una crisis económica que se preparaba como una tormenta perfecta” y . “desnudó las consecuencias de las políticas de austeridad, la desigualdad creciente, la desarticulación de la salud y los servicios públicos“, a lo que “los gobiernos dan respuestas represivas sin lograr detener la pandemia y habilitando ganancias extraordinarias para los capitalistas“.

Igualmente, suscribimos las propuestas y tareas programáticas que reclama la situación actual a nivel global, expuestas en la Declaración de la LIS: “Es necesario impulsar la lucha por una respuesta desde la clase trabajadora y los pueblos del mundo. Como medidas inmediatas frente a la emergencia, necesitamos en primer lugar un shock de inversión en salud pública destinando partidas presupuestarias específicas bajo control social. Hay que garantizar que todos las pruebas, tratamientos y vacunas sean completamente gratuitos. Para ello todos los insumos y la infraestructura para combatir la pandemia deber ser declarados de utilidad pública sujetos a expropiación. Garantizar el reparto gratuito de elementos de prevención y tratamiento. Asimismo, toda la capacidad instalada de los servicios privados de salud, deben quedar a disposición del sistema público. Que se garanticen licencias con el pago completo del salario y el pago de la totalidad del salario a los trabajadores en cuarentena y que se prohíban despidos. Subsidios para los trabajadores informales, autónomos y desocupados. Prohibición de desalojos, y soluciones habitacionales inmediatas para las personas sin hogar. Fin a toda persecución a los migrantes, ninguna expulsión y pleno acceso al sistema de salud. Contratación inmediata, con plenos derechos laborales, de todo el personal necesario para el sistema de salud y marcha atrás de toda medida de austeridad. Hay que eliminar el lucro privado de la salud con sistema de salud estatal único bajo control democrático de trabajadores y usuarios. Ni un dólar a Wall Street y los especuladores, nacionalización de la banca y el sistema financiero. No pago e investigación de las deudas externas. Abajo todas las reformas flexibilizadoras del empleo y jubilatorias. Es hora de poner los recursos para garantizar la salud de los pueblos, no para el FMI y las corporaciones capitalistas“.

Entendemos que enfrentar la pandemia requiere de colaboración y disciplina social pues el problema del virus es la capacidad de contagio y su velocidad de expansión, no su letalidad. Sabemos que al expandirse más también puede llegar a más gente vulnerable y ese es precisamente el problema por el estado de indefensión y precariedad en que se encuentra el pueblo venezolano. Desde ese punto de vista, con un sistema sanitario tan débil y maltrecho es mejor que el gobierno haya tomado medidas estrictas, pero indudablemente también les busca sacar provecho en cuanto a congelar la vida político-social y controlar más a fondo para sus propios intereses y las conveniencias de su casta. Habrá que ver por cuánto tiempo se nos impondrá la cuarentena y el Estado de Alarma, pero tendremos que estar muy atentos a posibles abusos y reclamar si las limitaciones se exceden o prolongan más de lo razonable, sin dejar de lado, en ningún momento, la necesidad de apelar a la iniciativa social autónoma como pueblo soberano. Muy vigilantes debemos estar.

Aquí, con esta burocracia corrupta, las nacionalizaciones, entendidas como simples estatizaciones, han terminado siendo como poner al “zamuro cuidando carne” o tener un “mono con hojilla” y por eso, todo lo que maneja el Estado requiere de una estrechísima vigilancia, participación y control social y de los trabajadores. Es por ello que, en Venezuela, debemos plantear el “control público” con participación social, mediante comisiones democráticas, que incluyan, por ejemplo, a los trabajadores y gremios médicos o sanitarios en el sector de la salud, con vigilancia de las comunidades organizadas, sobre bases democráticas, aunque evidentemente deberá haber coordinación con instituciones. La contradicción es que en situaciones como estás también se requiere firme disciplina, pero carecemos de mandos confiables. Al gobierno venezolano e instituciones de la República habría que exigirles ya, entre otras, medidas como las siguientes:

1) Presupuesto de emergencia para la prevención y contención de la epidemia, en bolívares y en dólares, que permita inyectar recursos suficientes para la inversión y contratación de personal en la salud pública, con el fin de garantizar todos los kits de pruebas diagnósticas, medicinas, tratamientos y vacunas completamente gratuitos y la repotenciación de los establecimientos de salud. Para ello, planteamos la toma de recursos procedentes de la Suspensión del Pago de la Deuda Externa (en lugar de la solicitud de préstamos al FMI) y el uso del oro y minerales que se está llevando la corrupción y el lucro capitalista fuera del país, así como la recuperación de dineros desfalcados a la nación. No a la intención de empeñarnos con el FMI.

2) Información pública clara y oportuna de la situación, incluyendo estadísticas de salud y condiciones del sistema hospitalario. Publicación de todas las estadísticas sociales ocultas.

3) Inspección social ya de los hospitales y clínicas (con las prevenciones necesarias) y plan urgente de recuperación de los servicios de salud (todo obviamente con participación social y técnica especializada amplia). Rechazamos que metan presos a médicos o a trabajadores de la salud por denunciar y reclamar las malas condiciones de bioseguridad en sus hospitales.

4) Toda la capacidad de los servicios privados de salud debe quedar a disposición del sistema público, bajo control social. Imponer en lo inmediato al sistema privado de salud la cooperación gratuita en evaluación, diagnóstico y tratamiento de casos, bajo control social, en condiciones de seguridad, por parte de gremios y trabajadores de la salud y en coordinación con las autoridades sanitarias. En caso de resistirse incorporarles definitivamente a la conformación de un sistema único de salud pública debidamente atendido. Discutir todo esto en las organizaciones sociales, entre los trabajadores y trabajadoras del sistema de salud y en general, para reforzarnos y afrontar la contingencia.

5) Aumento del salario mínimo al nivel del costo de la canasta básica como establece el Art 91 de la Constitución, para poder garantizar a las familias trabajadoras las condiciones de subsistencia sin las cuales no es posible resistir a esta crisis. Medidas compensatorias para quienes trabajan por cuenta propia. Subsidios a los trabajadores antes que a los empresarios. Bonos especiales de apoyo a las familias, especialmente a quienes se vean impedidos de ejercer sus trabajos por cuenta propia, que al menos cubran el costo de la canasta alimentaria y no los montos miserables que otorga el gobierno.

6) Eliminación del IVA y de toda carga impositiva que encarezca la vida, la alimentación y la adquisición de productos básicos para el pueblo.

7) No admitir despidos y proteger el empleo e ingresos de quienes guarden cuarentena en sus casas. Respeto de los derechos laborales y a las condiciones de prevención, seguridad y salud laboral. Garantizar el pago de nóminas de trabajadores en el sector público y privado.

8) Instrumentar vigilancia estrecha y presión social para la gestión de la crisis pandémica. Obviamente, no se puede dejar este asunto en manos de la burocracia corrupta. Hay que abrir el debate sobre esto en el sector salud y en general en el conjunto de la sociedad, utilizando las redes sociales y los medios que sean posibles, rechazando toda restricción antidemocrática a la denuncia y a la expresión de opiniones o propuestas.

9) Reclamar la regularización del servicio de agua, electricidad, gas y dotación de insumos de higiene, que no falten en los hogares ni mucho menos en las instituciones públicas de salud (porque sin agua, clausurados y sucios, o sin toallines ni papel sanitario están los baños en los hospitales).

10) Garantizar la conectividad a Internet para el funcionamiento de las redes sociales, la comunicación personal y familiar en la cuarentena, y el desenvolvimiento de los medios digitales, sin bloqueos como el que se le ha aplicado a varios de ellos y a la página popular-alternativa Aporrea.

11) Resolver la situación de falta de alojamiento para personas que viven en la calle o carecen de hogar.

12) Demandemos con fuerza la supresión de todas las sanciones y formas de bloqueo económico ejercido por el gobierno de Trump o por cualquier gobierno, que afectan al pueblo venezolano. Frente a esta pandemia es genocida que EE.UU y gobiernos de otros países mantengan sanciones que comprometan sobrevivencia económica y salud de la población en Venezuela, o que confisquen bienes del país como Citgo, e igualmente lo es pagarles deuda externa con el sacrificio de la nación.

La existencia de organismos sociales e instrumentos distributivos comunitarios, si se democratizan, puede ser una ventaja para atender la situación en Venezuela. No ayuda, en cambio, que “colectivos” armados se autoerijan como “autoridades” y pretendan imponerse a su arbitrio sobre las comunidades; algo que el vecindario, como poder popular, no debe tolerar. Aunque no sea momento para grandes asambleas, dentro de la prudencia necesaria hay que mantener el intercambio de opiniones y planes de contingencia, usando las redes, videoconferencias o pequeñas reuniones (con todas las prevenciones de rigor como mascarillas, guantes, evitación de contacto físico, etc.), con vecinos, compañeros de trabajo y organizaciones (laborales, de gremios sanitarios, comunitarias, de articulación con proveedores de servicios, etc.). Discutamos cómo está el país para enfrentar la crisis y de qué manera hacerlo. Sigamos en defensa de los derechos democráticos y humanos. Sigamos en resistencia al ajuste anti obrero del gobierno, y en la lucha porque se restablezcan todas nuestras libertades, ni se detengan los procesos políticos democráticos-constitucionales. Pero, ante todo, unamos nuestras fuerzas como pueblo para derrotar la pandemia y que esa lucha por la defensa de nuestra salud sirva también para la derrota de las políticas nefastas de la burocracia y del capital causantes de todas nuestras “pandemias”.

Por un plan de emergencia en función de los trabajadores y el pueblo, no a conveniencia

de la burocracia y el capita

¡Por un plan de emergencia en función de los trabajadores y el pueblo, no a conveniencia de la burocracia y el capital!

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