Empecemos con una aclaración
Nicmer Evans fue militante de Marea Socialista aproximadamente 4 años y se separó por diferencias políticas en el 2017. Desde entonces nuestros caminos han sido diametralmente distintos. Evans es parte activa y estrecha del polo político que encabeza Juan Guaidó y Marea Socialista es una organización de izquierda anticapitalista, antiimperialista, feminista, ecosocialista y profundamente antiburocrática.
Marea Socialista es parte de La Liga Internacional Socialista (LIS) que conformamos junto a organizaciones hermanas en más de veinte países de varios continentes con un programa de lucha propio y en favor de construir herramientas políticas junto a la clase trabajadora y los sectores populares para pelear contra el capitalismo como sistema opresivo que está llevando a la humanidad a su total destrucción y planteamos el socialismo como alternativa ante la barbarie capitalista. Sin confundirse con los regímenes como el de Maduro, Ortega en Nicaragua, Cuba o los chinos, que de socialismo no tienen nada.
Por lo tanto, es totalmente descontextualizado el uso de algunas imágenes que aparecen en distintos medios de comunicación que al momento de recoger la noticia sobre la detención de Nicmer Evans, colocan fotos de su época en nuestra organización y claramente puede leerse “Marea Socialista” en varias de ellas.
Nuestra principal consigna desde enero de 2019 ha sido ¡Ni maduro Ni Guaidó!; con lo que nuestro accionar político ha sido claramente por la recuperación organizativa y capacidad de lucha de las y los trabajadores y los sectores históricamente oprimidos, de manera absolutamente independe de las cúpulas corruptas de la burocracia y del capital y nuestras principales campañas han sido por la recuperación del salario, por los derechos de la mujer, en contra de la criminalización de la protesta y venimos impulsando el espacio amplio que se propone lograr la libertad de todas y todos los trabajadores presos por luchar.
Obviamente que, el hecho de que políticamente no tengamos nada que ver con Evans, no nos impide rechazar su detención y sobre todo su justificación, en donde, la llamada “Ley del Odio” sigue siendo el mamotreto legal del que se agarra el gobierno para repartir cárcel a diestra y siniestra a todo tipo de disidencia o adversarios políticos. Y, claramente decimos que el Estado es responsable de todas las personas detenidas y, velar por su seguridad e integridad es su obligación. Eso Cabe para todas y todos los detenidos a lo largo y ancho del país por la razón que sea, porque, en Venezuela, además que no existe la pena de muerte, también es cierto que la judicialización de conflictos políticos, obreros o comunitarios, son una cruda realidad y las cárceles están llenas de gente por tales motivos.
La campaña #LiberenALosTrabajadoresPresos
Como dije más arriba, desde Marea Socialista venimos siendo parte junto a otras organizaciones de una campaña en solidaridad y por la libertad de las y los trabajadores presos por luchar. Es un espacio que apenas está arrancando y en el que, por supuesto hay muchas diferencias y matices en cuanto a la situación de crisis en su marco global, pero nos estamos articulando en torno a este eje tan importante toda vez que el gobierno militarista de Maduro sigue profundizando su carácter antiobrero y antipopular, con la represión policial-militar como uno de los elementos que mejor le refieren.
Y somos de la posición de que, como la represión no nos agarra a todos por igual, y que somos los trabajadores y los pobres el principal blanco, bien vale entonces levantar esta iniciativa desde nosotros y por nosotros. Si, esos que no tenemos plataformas inmensas de medios de comunicación que se disparan para dar a conocer los casos de nuestras y nuestros compañeros cuando los detienen por reclamar un derecho en su trabajo; esos presos que no entran en la lista de nombres que negocia el gobierno por debajo de la mesa con la oposición patronal/empresarial (Guaidó, María Corina Machado …); esos que no les importa a ningún partido de las cúpulas por muy “adversarios del gobierno que se reivindiquen”; esos que no son nombrados por Luis Almagro; esos que, como Rodney Álvarez, pueden pasar 9 años encerrados sin juicio, sin sentencia, pagando un crimen que no cometió, pero es obrero y, si en algún momento le es funcional, detenido, al régimen madurista, es precisamente ahora.
Es imperativo entender entonces que, si bien hay un amplio consenso nacional en rechazar el autoritarismo del gobierno, su brutal represión contra la población y el uso de instrumentos como La ley del Odio a su antojo y discreción; no es menos cierto que es sobre los trabajadores, comunidades empobrecidas y barridas en general, que se aplica con mayor rigor y alcance la arremetida policial como parte de una política de Estado. Donde aparte de los casos propiamente dichos en el ámbito laboral, también tenemos encima las masacres que ha llevado adelante en nuestros barrios organismos como el FAES, entre otros.
Esto lo tenemos que decir y explicar nosotros los trabajadores, porque a efectos de poder cualificar una campaña como la de #LiberenALosTrabajadoresPresos y pulir las delimitaciones correspondientes, no se pueden homologar entonces casos de presos políticos que confrontan al gobierno desde sus cúpulas o ligados a ellas, con el de un trabajador que fue detenido por exigir un salario igual a la Canasta Básica o cualquier otro derecho concerniente a su condición social.
Por supuesto que es un tema que incluso va más allá de la campaña de la que hacemos mención, porque como demanda ha estado presente en movilizaciones como las que últimamente se han dado en Guayana, ya que va a la par de las demás exigencias que reflejan la aguda precariedad que padecemos como clase y que son una vía encomiable desde el punto de vista articulador a fin de recuperar esa capacidad de organización y de fuerza sindical-obrera-popular que tanto necesitamos para encaminar una posibilidad real de que en algún momento podamos salir de esta crisis pero pagándola sus responsables.
Rechazar todas las detenciones que de manera arbitraria viene realizando el gobierno es un principio y un deber. Ahí entran casos como el de Javier Vivas Santana o el de Nicmer Evans, solo por citar dos ejemplos, y corresponde exigir que sean liberados. Pero tenemos una necesidad de vida y de clase de asumir los casos de nuestros genuinamente iguales que vienen siendo encarcelados por reclamar derechos en medio de la pandemia, del hambre y en condiciones laborales de esclavitud moderna.
Tener una lectura totalmente independiente sobre la represión es una gran pieza que facilita tejer respuestas acordes a la realidad especifica que vivimos las y los trabajadores.
¡Basta de Ley del Odio!
¡Basta de criminalizar la crítica!
¡Basta de criminalizar la disidencia!
¡Basta de criminalizar la protesta!
#LiberenALosTrabajadoresPresos
Gustavo Martínez Rubio