Uno de los flagelos que atraviesa el mundo son los feminicidios. En Venezuela, al igual que en muchos países, se ha denunciado que la violencia en contra de las mujeres aumenta a causa del confinamiento por el Covid-19, la crisis profunda económica y social y la ofensiva antiderechos por parte de sectores de la iglesia en contra de Derechos fundamentales de las mujeres, contradiciendo el carácter laico del Estado.
La ausencia de cifras oficiales da cuenta de la nula disposición del gobierno de tener una política que apunte a erradicar la violencia de género. Más allá de la reforma de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en 2014, su aplicabilidad es deficiente. El carácter conservador, reaccionario de sectores religiosos a los que se les ha dado una grosera apertura y fortaleza desde la Asamblea Nacional le imprimen un refuerzo psicosocial al estereotipo de la mujer objeto, de las relaciones de pareja desde una perspectiva machista y patriarcal.
Algunas activistas feministas y organizaciones han desarrollado un trabajo de información y difusión de las cifras de feminicidios basándose en los registros que se reportan en los medios de comunicación o en las redes sociales.
Por ejemplo, en el año 2020, ocurrieron 256 feminicidios en Venezuela. Este registro detallado de cada asesinato de mujeres ha permitido visualizar estos hechos. Los feminicidios salieron del closet, se derrumbó el mito de que en Venezuela los asesinatos de mujeres por el solo hecho de serlo eran casi inexistentes, o casos aislados. Hoy gracias a este esfuerzo hemos podido visibilizar, sensibilizar y nos ha permitido salir con fuerza a exigir #JusticiaParaTodasLasMujeres.
En el primer trimestre del año ha habido 44 feminicidios. Si en el 2020 la dantesca cifra dio como promedio el asesinato de una mujer cada 33 horas. En los dos primeros meses del año 2021 han ocurrido 44 feminicidios en solo 58 días, la mayoría ocurre a manos de las parejas o exparejas de las víctimas, seguido por las muertes ocasionadas por violaciones.
Los casos de tres mujeres asesinadas en el estado Portuguesa en menos de 48 horas, dos de ellas: Eliannys Andreína Martínez Roñoz (17) y Eduarlys Falcón (20), fueron secuestradas, violadas, mutiladas y asesinadas. Simultáneamente fue asesinada Carmine Sosa. Estos casos encendieron las alarmas y la indignación. Las protestas en el mismo estado Portuguesa no cesaron durante tres días a las que se unieron voces de los estados Mérida, Aragua y Caracas.
En Caracas, Juntas y a la izquierda con varias organizaciones y activistas feministas realizamos una concentración, un piquete-protesta en lo que hemos denominado el Muro Feminista en Bellas Artes. Allí nos encontramos con nuestra rabia e indignación al grito de #NiUnaMenos #VivasNosQueremos y a la exigencia de justicia nos manifestamos en contra de las violencias.
En la tarde del 27 de febrero las noticias no se hicieron esperar, la Fiscalía General de la República dio a conocer a través de las redes la detención del “Monstruo de Turén”, Nelson Antonio Torrealba Saavedra, quien habría sido delatado ´por su pareja. Más allá del encarcelamiento de este depredador sexual el grito de justicia no se termina, pues a las mujeres nos están asesinando sin que haya una política efectiva para terminar con la violencia de género.
Son feminicidios. El Estado es responsable
La propaganda oficial del carácter feminista del gobierno es tan falso como el carácter obrerista que se abroga. En el contexto de la violencia de género la prevención marca la diferencia entre la vida y la muerte y justamente las omisiones continuadas en esta materia desde el Estado lo hace responsable de los feminicidios ocurridos en Venezuela.
El Estado venezolano ha sido sumamente superficial y propagandístico con el tema de la violencia de género. La prevención necesaria para evitar el asesinato de mujeres ha sido la gran ausente. No existen acciones concretas desde el Estado para proteger a las víctimas.
Los asesinatos de mujeres en contextos de violencia de género ponen en evidencia que el derecho a las mujeres a una vida libre de violencia no está garantizado y amerita mucho más que una ley
¿Cuántas vidas se hubiesen salvado si la fiscalía y los entes competentes hubiesen actuado efectivamente ante ellas en lugar de revictimizar a la mujer que hace la denuncia? ¿Por qué no se ofrecen medidas de protección y acompañamiento efectivo a las mujeres que sufren violencia de género? ¿Cómo se apoya y protege a las mujeres que padecen el síndrome de la mujer maltratada y se resisten a denunciar a sus agresores? ¿Dónde y en qué condiciones están las casa de abrigo? ¿Cuál es el presupuesto para prevenir la violencia de género? ¿Cuáles son las consecuencias ante la impunidad reinante en los casos de violencia contra la mujer? ¿Cómo influye la profunda precarización en la que se encuentran las mujeres junto al resto de los trabajadores ante la destrucción continuada del salario y de sus condiciones de vida?
Desde Juntas y a la Izquierda te invitamos a que te unas a nosotras para luchar contra el flagelo de las violaciones continuadas a nuestros Derechos. Contra la violencia de género y los feminicidios. Ante la ofensiva machista y patriarcal nuestra mejor arma es la organización y la lucha.