En Venezuela aumentan los contagios y fallecimientos a causa del Covid-19 de manera exponencial mientras las pocas vacunas que han entrado al país se administran a criterio del gobierno de manera discrecional.
En febrero de este año el presidente Nicolás Maduro anunció que entraríamos en una etapa masiva de vacunación, propagandizando hacia el resto del mundo a través de su maquinaria comunicacional que en el país se ha comenzado un masivo plan de vacunación, pero la realidad es otra.
Venezuela tiene aproximadamente 30 millones de habitantes. Las vacunas que han ingresado hasta la fecha son apenas 750 mil dosis, lo que correspondería a 350 mil inmunizaciones. Pírrica suma si tomamos en cuenta la totalidad de la población.
¿A quiénes priorizó el gobierno para esta primera etapa?
En primer lugar, a la cúpula gubernamental. Los primeros en vacunarse fue la nomenclatura, sin tapujos y sin vergüenza Maduro anunció su vacunación y la de Cilia Flores. Se vacunaron Ministros, gobernadores, alcaldes, diputados, concejales. Luego priorizaron a los organismos represivos del Estado, lo que da cuenta de las prioridades del gobierno de reprimir. Policías, guardaespaldas y escoltas, organizaciones parapoliciales y militares. Por último, médicos y personal sanitario, quienes han tenido que hacer reclamos para acceder a la vacuna y muchos sectores del gremio quedaron por fuera. Tales son las prioridades del gobierno y un grupo muy reducido de docentes, muchas ligadas a la burocracia gremial.
Estando en plena emergencia sanitaria, el país se encuentra ante la falta de un verdadero plan de vacunación. Ya las “masivas vacunaciones para el primer trimestre” que anunció el gobierno no se cumplieron. Tampoco se sabe el destino de las “10 millones de vacunas compradas a Rusia”, por cierto, pagadas a precios a muy altos. Ahora se anuncia un plan para el mes de abril, de mayo o de julio. La verdad es que no existe un plan de vacunación.
Maduro y Guaidó a espaldas de la salud y la vida de la población
Las sanciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos a través del mecanismo de imponer un presidente paralelo, papel que ejerce Juan Guaidó como títere de la política imperial, ha sido nefasto para la población venezolana, sobre todo para la clase trabajadora, los sectores populares, en fin, para los venezolanos de a pie. La adquisición de vacunas es una de las expresiones más infame de esta política injerencista llevada a cabo por Guaidó y el G-4
El negocio capitalista también se pone de manifiesto. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) se niega darle a Venezuela la oportunidad de comprar 6 millones de vacunas por “deudas que mantiene el Estado venezolano con el organismo”. Guaidó solicita permiso a EE UU para que “libere” parte de los recursos venezolanos que tienen confiscados y se anuncia un “acuerdo” con el gobierno de Maduro para comprar 6 millones de dosis de Astrazeneca a través del sistema Covax por un costo de 30 millones de dólares. Pero después el pacto no se lleva a cabo por razones de la pugna política que está detrás de todas las acciones de estas dos expresiones reaccionarias: El gobierno de Maduro y Juan Guaidó y el G4.
Se debe decir en alta voz: las “sanciones” y el “bloqueo” son confiscaciones de activos extraterritoriales del país y de cuentas líquidas. Por eso es una falacia que las sanciones solo perjudican a “altos funcionarios de gobierno” porque imposibilitan que recursos que podrían usarse para la adquisición de vacunas, por ejemplo, someten aún más a la población venezolana a un estado de vulnerabilidad sin precedentes. Parte de los recursos de la nación están absolutamente controlados por el gobierno de los Estados Unidos; un robo descarado que, aunado a la política central del gobierno de Maduro, nos llevan a la miseria y la muerte.
Se presenta ante nuestros ojos en clave de pandemia
La declaración de “emergencia sanitaria de Juan Guaidó es una hipocresía de altas proporciones porque mientras nuestro padecimiento se acrecienta, se siguen promoviendo las sanciones y siguen su curso las confiscaciones de nuestros bienes. Mientras aumentan los contagios y las muertes, Citgo, nuestro oro y nuestros recursos están bloqueados y sometidos a las disputas entre las dos cúpulas reaccionarias que actúan a espaldas del pueblo.
Maduro por su parte anuncia que en el país no se usará las dosis de AstraZeneca en el plan de vacunación que son las disponibles por el mecanismo Covax, argumentando las distintas situaciones y complicaciones que se han presentado en otros países al hacer uso de ella. No somos tontos, en Venezuela sabemos muy bien que la adquisición de vacunas ha sido objeto de la disputa y pugnas políticas.
Las sanciones hacen que sea Estados Unidos y su gobierno a través de la antidemocrática e impuesta figura de Juan Guaidó como supuesto presidente interino quien decida si usamos los recursos para salvar vidas o si, por el contrario, nos condenan a la muerte. El gobierno de Maduro antepone este hecho a una verdadera emergencia, a un hecho de vida o muerte. Por eso decimos que hasta un gobierno antiobrero y autoritario como el de Maduro tiene derecho a reclamar el control de los recursos de la nación, pero que lo siga haciendo al mismo tiempo que priorice por la entrada de las vacunas para la población.
Estados Unidos, Inglaterra y sus aliados han perpetrado un robo a nuestros bienes materiales y líquidos. Es un robo y una injerencia inaceptable. Se puede seguir exigiendo eso, pero en estos momentos se debe priorizar por la adquisición de vacunas. La vicepresidenta Delcy Rodríguez ha expresado que Venezuela tiene patrimonio para atender la emergencia, pero el Canciller Jorge Arreaza declara que no se han podido comprar vacunas a causa del bloqueo. Estas contradicciones las expresan mientras el pueblo depauperizado se sigue contagiando y siguen elevándose las cifras de fallecidos. Es imperativo y necesario exigir vacunas para todas y todos de manera urgente, siendo que el Estado debe adquirir las vacunas necesarias para toda la población.
No a las patentes
Desde Marea Socialista somos parte de la campaña internacional que se lleva adelante desde la Liga internacional Socialista (LIS) por la eliminación de las patentes. Este tema es fundamental ponerlo en el centro del debate ya que las patentes en manos de los grandes laboratorios y la complicidad de la gobernanza mundial, mientras priorizan sus ganancias, los pueblos están siendo llevados al matadero.
Estamos hablando que hasta la fecha se cuentan más de 100 millones de personas infectadas en todo el mundo y más de 2 millones de fallecidos. Ante esa barbaridad el sistema capitalista y, en este caso, sus laboratorios, privilegian sus intereses privados por encima de todo.
Por eso Nuestra posición es clara y es compartida y apoyada por el conjunto de organizaciones que hacen vida dentro de la LIS y en la que manifestamos: (https://lis-isl.org/2021/02/22/declar/)
- Hace meses que hay en el mundo más de diez vacunas con grandes posibilidades de ser exitosas, y 4 o 5 de ellas ya cuentan con estudios clínicos que prueban su eficacia. Sin embargo el año nuevo no llegó con noticias de vacunaciones masivas y expeditivas, sino de nuevos rebrotes, nuevas cuarentenas y problemas, desigualdades y demoras imprevistas en la producción, distribución y aplicación de la vacuna.
- En primer lugar, los países más ricos han acaparado una parte importante de las vacunas. Estados Unidos y Reino Unido tienen compradas suficientes dosis para el doble o triple de su población, y Canadá lidera el ranking con suficientes dosis para vacunar a su población cinco veces. Según Oxfam, “todas las dosis de Moderna y 96 por ciento de las de Pfizer/BioNTech han sido adquiridas por países ricos”, y aunque Oxford/AstraZenca se ha comprometido a destinar 64 por ciento de sus dosis a países “en desarrollo”, la mayor parte de sus acuerdos se están firmando con países grandes como China e India. Salvo algunos pocos países que pudieron comprar pequeñas cantidades de la Sputnik V rusa u otras, el resto del mundo queda a la espera de repartirse el pool de vacunas del programa COVAX de la OMS, que podría demorar años en llegar a los países más pobres.
- Más allá de las desigualdades, toda la producción de vacunas solo alcanzaría a una pequeña proporción de la población mundial a lo largo de 2021. Según el Wall Street Journal, para fin de año sólo se alcanzaría a vacunar al 10% de la humanidad. Lo insólito es que sobra capacidad instalada para producir vacunas en masa para distribuir y aplicarlas rápidamente. Pero las farmacéuticas dueñas de las patentes de las mismas se reservan el “derecho” exclusivo de la producción y distribución de su producto para asegurarse la mayor ganancia posible, aunque no tienen la capacidad de proveer las vacunas necesarias en el tiempo adecuado.
- Varios de los países más ricos del mundo también están encontrando importantes dificultades. En las últimas semanas, de la mano de la lentitud con que va la producción de vacunas y por ende la imposibilidad de una vacunación masiva, acorde a las expectativas generadas, ha generado una crisis importantísima, sobre todo en la Unión Europea donde Alemania, el país rector y más rico de la misma, no puede explicarle a su pueblo la lentitud con la que se está vacunando, frente a una Inglaterra del Brexit con casi el 15% de su población vacunada. A tal punto que se citó a una cumbre urgente para tratar este tema en donde se llegó a hablar de la posibilidad de la expropiación de las patentes o la concesión obligatoria de licencias para las vacunas.
- Desde la Liga Internacional Socialista siempre hemos sostenido que la salud es un derecho inalienable, superior a cualquier ganancia privada. Por ello, para nosotros el conocimiento médico, sus avances, sus logros en cuanto a terapéutica, prevención o métodos de diagnóstico, deben ser propiedad intelectual de la humanidad y no pueden estar protegidos por ninguna patente ni ningún otro mecanismo que le asegure a ningún sector ganancias extraordinarias y exclusividad de producción. Y decimos esto para todo tipo de enfermedades desde el cáncer hasta el sida, desde la Malaria hasta las enfermedades cardiovasculares y ahora el COVID. Estamos en contra del aprovechamiento de la salud y la enfermedad como un negocio capitalista.
- El caso de la pandemia por Coronavirus, la eliminación de todo tipo de patentes y resguardos de ganancias están de sobra justificados. En primer lugar, por la magnitud y envergadura de esta pandemia que pone en riesgo la salud, la vida y la subsistencia económica de miles de millones de personas a nivel mundial. En segundo lugar, porque es falso que las empresas hayan arriesgado capital e invertido años de investigación, como aluden, para asegurarse exclusividad. Es conocido por todos que fueron los Estados quienes aportaron por adelantado el dinero para su desarrollo, y las universidades públicas las que aportaron los conocimientos.
- La retención de patentes de vacunas en medio de una pandemia mundial que está matando a millones de personas, a tal punto que un proceso de vacunación que se podría resolver en meses se puede llegar a estirar durante años, revela la peor cara del sistema capitalista. Por eso no sólo estamos a favor de la anulación de las patentes, sino que vamos más allá y decimos que hay que levantar de inmediato todas las restricciones al acceso al conocimiento médico con respecto a la prevención (vacunas), y tratamiento (sean curativos o de sostén) conformando una gran base de datos colaborativa a nivel mundial de los avances, conocimientos y experiencia para acelerar la cura del Covid-19.
- Junto a esto exigimos una reconversión productiva mundial que garantice la producción y distribución a todos los países del mundo de los elementos de protección necesarios para la atención de pacientes. Sostenemos que es necesaria la unificación y estatización bajo control de trabajadores y usuarios de todos los subsistemas de salud existentes para garantizar la atención igualitaria de enfermos. Solo con medidas de este tipo se podrá controlar y seguramente poner fin a esta pandemia. No existe justificación fundada en la ganancia del capital que pueda anteponerse al derecho a la salud de la población mundial.
- Así como continuamos nuestra campaña por la creación de sistemas estatales únicos de salud pública, se impone hoy lanzar una campaña mundial por la anulación inmediata de las patentes de vacunas de Covid-19 y la producción pública, distribución y aplicación de las vacunas en todo el mundo.
Es precisamente en este punto donde Maduro y Guaidó muestran otra de sus coincidencias como vertientes capitalistas. Ninguno se une a la exigencia de la liberación de las patentes que abre la posibilidad cierta a que exista una producción y acceso realmente. Mientras sectores en el Mundo hacen este reclamo, Maduro, Guaidó, Fedecámaras, la derecha del parlamento, el PSUV y sus aliados … todos hacen silencio y se resisten a sumarse a la campaña mundial por la eliminación de las patentes.
Desde Marea Socialista como parte de la Liga Internacional Socialista, organización de la clase trabajadora, planteamos una serie de medidas que apuntan a proteger al pueblo de la pandemia del Covid-19. La pandemia sí se puede detener, pero para ello hacen faltas medidas anticapitalistas, de participación democrática.
1.- No más negocio a costas de la salud. Todo el sector privado, clínicas, insumos, recursos, equipos y materiales que se usen para atender la emergencia ocasionada por la pandemia.
2.- Lo que debe prevalecer en estos momentos es la auto organización del pueblo y de los trabajadores, de manera autónoma e independiente. Que el eje central sea la salud y el tratamiento del Covid-19. Es la única manera de parar las consecuencias de la indolencia de las cúpulas del gobierno de Maduro y de Guaidó y su combo. Avanzar hacia un verdadero ejercicio democrático por la salud y la vida.
3.- Exigimos la aprobación de un presupuesto de emergencia social y económica para atender también otras “pandemias” que está sufriendo la gran mayoría de la población, como la falta de un salario acorde al costo de la vida, que debe ser calculado según lo que establece la CRBV en su Art. 91. No se puede cumplir eficientemente cuarentena alguna si no se cuenta con los recursos necesarios para cubrir los gastos elementales en la vida cotidiana. En Venezuela el hambre también está matando.
4. – Exigimos que se suspenda cualquier tipo de pago por conceptos de deuda externa y que esos recursos sean destinados en su totalidad para atender la aguda situación. De igual manera se pueden instrumentar impuestos a las grandes empresas transnacionales y nacionales y sus groseras ganancias a coste de la malograda mano de obra que le ha puesto en bandeja el gobierno y de saquear nuestros recursos naturales.
Lxs trabajadorxs y el pueblo han hecho demasiado sacrificio. Hemos tenido que soportar el sostenimiento de la vida sin salarios y sin ningún beneficio laboral. Hemos sido empujados a la economía informal y a la migración forzada producto de los acuerdos. Debemos exigir en una sola voz la eliminación de las sanciones imperialistas a la vez que hacemos un llamado a levantar una campaña obrera y popular para que todas y todos seamos vacunados ya.