Estamos siendo testigos del recrudecimiento del carácter represivo y anti obrero del gobierno de Nicolás Maduro, justo en el momento en que cada vez son más las informaciones que aparecen dando cuenta de sus intenciones en avanzar hacia la privatización de la empresa PDVSA y se hace parte de la dolarización de la economía. A la par del avance de la entrega de la principal industria del país a transnacionales petroleras, la autoritaria cúpula del gobierno de Maduro-Militares-Burocracia-PSUV se lanza en forma virulenta contra todo asomo de protesta obrera a lo largo y ancho del país, haciendo uso para ello de cuerpos de seguridad del Estado como el SEBIN, la DGCIM, las FAES y la Guardia Nacional.
Recientemente y casi de forma paralela, pudimos conocer las detenciones de dos dirigentes sindicales de la refinería El Palito, en el estado Carabobo, Marcos Sabariego y Gil Mujica, a la vez que, en Cumana, estado Sucre, se dio la detención de Ramón Gómez, Secretario General del Sindicato de empleados de la Gobernación, junto a los trabajadores Carlos Ochoa y Cesar Morales, quienes fueron agredidos en las puertas de la Gobernación cuando querían consignar un documento. Mientras que en Caracas al Secretario General del Sindicato de Trabajadores de El Fondo de Protección Social de los Depósitos Bancarios (FOGADE), William Prieto, le fue negado el acceso a su lugar de trabajo. También, recientemente, en Puerto Ordaz, detuvieron a trabajadores del Complejo Siderúrgico Nacional S.A. (antes SIDETUR) por colocar un cartel con la consigna Salario Digno.
Esto contrasta con los mensajes “autocríticos” del presidente Maduro, que llama a ser más críticos y reclamar para que las instituciones y servicios funcionen, ya que cuando las críticas y protestas suceden, con frecuencia son reprimidas y son detenidos activistas laborales que participan en ellas.
Si el gobierno está reprimiendo no es sólo por el cambio en su naturaleza, que dejó atrás, hace mucho ya, los ideales de la revolución y los cambió por la codicia y el afán de poder, sino porque también sucede que están nerviosos y sienten los estremecimientos de indignación de la clase obrera. Están paranoicos con la posibilidad de que se desaten más y mayores luchas, y quieren impedir cualquier germen, pues le tienen pavor a que se desate la fuerza de los trabajadores venezolanos.
La asfixiante situación que vive la población venezolana y en particular las trabajadoras y trabajadores, a consecuencia del brutal ajuste que ha venido aplicando el gobierno nacional, que incluye la destrucción y bonificación del salario, eliminación de las prestaciones sociales y primas de antigüedad, así como la eliminación de facto de las contrataciones colectivas, entre muchos otros ataques, no ha dejado de generar respuestas en amplios sectores de la vida laboral. Aunque siguen siendo parciales y todavía débiles orgánicamente, así como en su capacidad movilizadora, se han encontrado de frente con la intensificación de la represión como política de Estado.
Da lo mismo que sean las maestras o los petroleros quienes levanten su voz; para todas y todos hay persecución política, laboral y policial. Los métodos pueden ir desde rociar con orines y heces a los manifestantes como sucedió con las maestras en el centro de la capital apenas empezando el año, pasando por que una gerente agreda físicamente a un trabajador como lo denuncia el delegado de prevención en FOGADE, William Guzmán, hasta llegar a la acción policial de manera directa, cuyo resultado cada vez más se concreta con dirigentes sindicales y obreros presos.
Es un contexto que refleja cómo el “madurismo” ha venido fraguando un régimen tan patronal y autoritario que podría despertar la envidia del más ruin y odioso gobierno neoliberal en el mundo, cuyas recetas en muchísimos aspectos han sido claramente superadas, maliciosamente, con todo lo que se ha venido poniendo en práctica en Venezuela.
La respuesta obrera es incipiente hasta ahora, pero da muestras de avance en la disposición de resistencia
El 2019 tuvo un cierre bastante “apacible” para el gobierno desde el punto de vista de las luchas laborales y ello no es casual si tenemos en cuenta que, entre otras cuestiones, fue el año de la aparición de Juan Guaidó en el panorama político. Su figura, en combinación con el papel de un gran número de direcciones sindicales que se pusieron a su disposición y su política intervencionista, encauzaron lamentablemente para los intereses genuinos de los trabajadores, lo que se había venido levantando en el último semestre del 2018 en cuanto a los reclamos y peleas salariales. Así, al endosarle la lucha sindical a Guaidó, las direcciones sindicales alineadas con los partidos de la derecha tradicional, fueron llevando a que, al paso con que se iba desgastando la imagen del autoproclamado “presidente de Venezuela”, se fuese mermando parte de la disposición de movilización de quienes se habían mantenido en las calles, fundamentalmente exigiendo un salario al valor de la canasta básica.
La otra cara de la moneda son las burocracias sindicales que actúan como instrumentos de la acción patronal del gobierno, corrompidas y alejadas hace tiempo de la clase trabajadora, adscritas prácticamente al aparato del Estado, cuyo rol es frenar, engañar, entregar, traicionar y llenarse los bolsillos a costa de los trabajadores. En esta categoría entra la dirigencia de la CBST y sus filiales, manejada por el gobierno.
Sin embargo, una vez entrado el 2020, mas allá de sus debilidades, se empiezan a ver de nuevo agitación y actividades desde el mundo del trabajo que ya han puesto en alerta al alto gobierno y que son una señal muy importante para quienes no cesamos en la idea de encontrar una salida obrera y popular a la grave crisis que padecemos. El reclamo y la protesta docente se ha mantenido y se esfuerza por convocar a la mayor cantidad posible de maestras y maestros que permitan engranar su lucha, para lo cual será fundamental, desde nuestra posición, que se pueda desarrollar desde la base y sea capaz de atraer a los padres y representantes que sufren por igual la destrucción total de la educación de sus hijos.
Por su parte los trabajadores petroleros han vendido realizando acciones en varios estados del país, entre ellos Zulia y Carabobo, donde en asambleas y concentraciones se ha debatido sobre las pésimas condiciones a que son sometidos en sus labores diarias, la problemática salarial, la destrucción del servicio de salud para ellos y sus familiares y hasta como recuperar la industria desde su perspectiva. Es unísono el rechazo a sindicalistas que actúan de esquiroles del gobierno, cuyo caso más estridente es el de Wills Rangel, Presidente de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (FUTPV).
Hablamos entonces de que a pesar de no contar con una central sindical que se ponga a la altura del momento histórico, de toda la desestructuración que ha sufrido el trabajo como categoría, de la existencia de una correlación de fuerzas bastante desfavorable y de estar viviendo en carne propia el afinque autoritario del entramado burocrático-militar-policial, aun así, hay claras muestras de resistencia de suma importancia, tanto por su ubicación sectorial como por el contenido temático que ha venido marcando su desenvolvimiento. El río suena y puede que traiga piedras, como reza el dicho popular.
Urge convocar acciones unitarias contra el avance represivo del gobierno
Está a la orden del día la necesidad de que entre quienes padecemos los grandes embates de esta inaguantable situación nos pongamos de acuerdo en función de concertar acciones unitarias de resguardo y de respuesta combativa. Se muestra imperioso lo que planteamos en medio de un panorama que reclama claramente la aparición de un factor de lucha que le plante cara al gobierno desde el reclamo de derechos fundamentales y porque se respete la integridad de quienes interpretan el más profundo sentir de una inmensa mayoría venezolana, depauperada y que no renuncia a tener una vida digna.
No podemos permitirnos que en definitiva se normalice que los patronos, sean públicos o privados, usen a los cuerpos policiales para despedir trabajadores e interferir en sus actividades sindicales. No podemos aceptar que en medio de una asamblea lleguen uniformados militares y se lleven a nuestros compañeros detenidos como si fueran viles delincuentes o asesinos. No somos nosotros los trabajadores los responsables del mayor descalabro económico, social y cultural que registra nuestra historia contemporánea. Los responsables y corresponsables están en las alturas del poder y desde ahí llevan adelante el perverso juego de ponerse de acuerdo, al margen de sus disputas de elite, en que la crisis la pague la población en su conjunto. Por eso cada cúpula está al servicio de su postor imperialista, unos principalmente de los chinos y rusos; otros (y al mismo tiempo ambos “polos”) de los norteamericanos y europeos, todos con la clara intención de seguir entregando los recursos naturales de la nación a todos esos grandes capitales y lucrarse mientras a los venezolanos nos sumergen en la miseria. El hecho de denunciar y oponernos tajantemente al intervencionismo imperialista y a quienes lo auspician, no debilita en lo más mínimo nuestra posición de denuncia del carácter anti obrero del actual gobierno.
El llamado que hacemos desde Marea Socialista es a todas las trabajadoras y trabajadores del país a articular esfuerzos para organizarnos, en principio, para detener la ola persecutoria y represiva del gobierno, a sabiendas que solo podemos confiar en nosotros mismos, por lo que es vital el criterio de la más absoluta independencia de clase para lograr desarrollar semejante tarea. Los compañeros petroleros están dando muestras valiosas que invitan a tomar la iniciativa en aras de encontrar entre todos la forma exacta de pararnos ante el ogro.
No nos ocupemos de autoproclamar frentes unitarios y hagamos posible cada acción común concreta para lo que haga falta, empezando por el repudio de las detenciones y el reclamo de la liberación plena de los detenidos por hacer los reclamos de los trabajadores y de sus sindicatos. Cada quién es libre de actuar desde su punto de vista, pero no dejemos que la convergencia para objetivos de lucha específicos sea torpedeada por el intento de confiscar y manipular esas luchas al servicio de intereses distintos a los de los trabajadores.
Desde Marea Socialista nos ponemos a la orden para empezar (de nuevo). No perdamos tiempo.
¡No a la represión militarista y policial contra la actividad sindical y las luchas de la clase trabajadora! ¡Fuera los cuerpos represivos de los espacios laborales! ¡Liberación de todos los trabajadores presos reclamar y por luchar!
¡Respeto para las asambleas de trabajadores y locales sindicales! ¡Hagamos valer el derecho a reunión y manifestación!
¡Respeto pleno a los derechos laborales y sindicales establecidos por la Constitución y por la LOTTT! ¡Defendamos juntos y juntas nuestros derechos laborales, sindicales, democráticos y humanos como trabajadores!
¡Denunciemos los atropellos ante la clase trabajadora mundial! ¡Develemos el verdadero carácter del gobierno anti obrero que se oculta bajo la apariencia de un falso socialismo y aplica el peor de los paquetazos contra el pueblo!
¡Derogación y desaplicación del Memorando anti obrero 2792! ¡Defendamos el derecho a convenciones colectivas y su cumplimiento!
¡Recuperación y restitución del valor de nuestras prestaciones sociales, arrebatado por la reconversión monetaria, por la depauperación del salario y la hiperinflación!
¡No más salarios de hambre, no al “salario cero” y al trabajo gratuíto o semi-esclavo! ¡Por salarios dignos que partan de un mínimo correspondiente al costo de la canasta básica! (Art. 91 CRBV).
¡No a los despidos indirectos masivos y a la presión migratoria, a causa de los salarios miserables y la coacción!
¡Recuperación de las empresas e instituciones por el trabajo para arrancarlas de manos de la corrupción y la ineficiencia burocrática!
¡Democratización del movimiento sindical! ¡Fuera las burocracias traidoras de los sindicatos, para la recuperación de su autonomía!
¡Por un movimiento sindical de base, combativo, autónomo y democrático!
Equipo de Coordinación Nacional de Marea Socialista