Por Luis Meiners
La Convención Nacional Republicana (RNC) redobló el discurso de la “ley y el orden”, mientras buscaba mostrar a Trump de manera más aceptable para un público más amplio a la luz de sus cifras decrecientes en las encuestas. Tuvo lugar en un momento marcado por la indignación provocada por el asesinato policial de Jacob Blake en Kenosha y el asesinato de dos manifestantes por un miembro de una milicia de extrema derecha. En este contexto, Trump llamó a “defender el estilo de vida estadounidense”.
Detrás del espectáculo narcisista y la flagrante negación de la realidad, el tema principal de la convención fue la “defensa de Estados Unidos” de la amenaza de anarquistas y marxistas radicales. Según este relato, Biden y los demócratas se han convertido en el «caballo de Troya» de los extremistas de izquierda. La estrategia es doble. Primero, apunta a agitar a los elementos más derechistas de su base. Esta parte parece estar funcionando, ya que las cifras de las encuestas muestran que los votantes de Trump son más entusiastas que los de Biden. El segundo aspecto es ganarse a los votantes indecisos suburbanos blancos alimentando sus miedos.
Todo gira en torno a Trump
En 2016, Trump se lanzó con una campaña «insurgente», populista de derecha, vendiéndose a sí mismo como un defensor de la gente común y un “outsider” contra el establishment. El hecho de que ganara tanto las primarias republicanas como las elecciones generales fue un síntoma de la profunda crisis del régimen bipartidista estadounidense. Reflejaba la creciente polarización a raíz de la crisis de 2008.
En aquel momento gran parte del Partido Republicano lo vio con desconfianza y se negó a apoyarlo. Pero la RNC de este año giró completamente en torno a Trump. Varios de los miembros de su familia estuvieron entre los oradores principales y los elogios a sus habilidades de liderazgo llenaron las noches. Los delegados de la convención ni siquiera votaron una plataforma y se conformaron con una declaración que decía que el partido continuaría apoyando la agenda de Trump de “Estados Unidos primero”.
Sin embargo, varios estrategas republicanos temen que seguir a Trump haya llevado al partido por un camino que ha reducido su base social y desean que el partido apele a una coalición más amplia. La elección de medio término sonó la alarma en este sentido. Esto ha sido subrayado recientemente por una serie de victorias en las primarias republicanas de candidatos con vínculos con grupos que impulsan teorías de conspiración de extrema derecha, como el caso de Marjorie Taylor Greene en Georgia.
Los candidatos republicanos temen que una retórica considerada demasiado en los márgenes, demasiado extrema, les pueda costar sus elecciones locales para el Congreso. Es por eso que muchos se han distanciado de Trump o están tratando de realizar campañas enfocadas en el nivel local. Algunas figuras republicanas destacadas han respaldado públicamente a Joe Biden y están apostando por una recomposición del Partido después de noviembre.
Una agenda de derecha y de «ley y orden»
Entre los participantes más destacados de la primera noche de la Convención estuvieron los McCloskeys, una pareja que se hizo famosa por «hacer guardia» en el frente de su mansión mientras agitaban sus armas ante una protesta de Black Lives Matter. Dieron el marco general de la convención. “Turbas fuera de control” descendiendo sobre tranquilas comunidades suburbanas. “Radicales” y “revolucionarios marxistas” al mando del partido de Joe Biden. Presentaron a Trump como el defensor de los valores «estadounidenses» y avivaron los temores al caos y el desorden. Su presencia es también un intento de normalizar aún más el vigilantismo y las milicias de derecha.
En la tercera noche, Pence se hizo eco de este discurso diciendo «pondremos ley y orden en las calles de este país». Los agentes del “orden público” también fueron objeto de elogios y reconocimientos en toda la RNC. Varios oradores defendieron a militares y policías, y Trump destacó el respaldo a su candidatura por parte del sindicato de la policía de Nueva York.
Otro tema importante de la RNC fue la oposición al aborto y los derechos reproductivos y sexuales. Abby Johnson, una destacada activista anti-derechos, calificó a Trump como «el presidente más pro-vida que hemos tenido». Varios otros oradores se refirieron a los «niños por nacer». Las referencias religiosas fueron una presencia constante a lo largo de la convención, tratando de agitar la base cristiana.
En materia de política exterior, uno de los temas destacados fue la defensa del estado genocida de Israel. Mike Pompeo habló simbólicamente desde la ciudad de Jerusalén, a la que se refirió como la “ciudad de Dios” y “la capital legítima de la patria judía”. En su discurso de aceptación, Trump recordó que trasladó la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén. Otro aspecto central de la política exterior fue el enfoque «duro con China». Varios oradores, incluido Trump, dijeron que China pagaría su responsabilidad por el coronavirus, y criticaron a los demócratas por tener un «enfoque suave» hacia China y prometieron mayores tensiones comerciales.
Biden – Harris, ¿un «caballo de Troya» para el socialismo?
Un aspecto central del RNC fue pintar la boleta del Partido Demócrata como un paso en el camino hacia el socialismo. Esto incluyó puntos tradicionales del discurso conservador sobre los problemas del «estado grande» y mucho MaCartismo explícito. Trump se refirió a la influencia de Sanders y otros progresistas en la plataforma. De esta manera, intentaron ganarse a los votantes moderados.
Pero esta imagen del Partido Demócrata y su boleta presidencial está lejos de la realidad. Por ejemplo, a pesar de que Sanders, AOC y otros se unieron a los grupos de trabajo que elaboraron la plataforma, ninguno de los principales temas planteados por la campaña de Sanders se ha incorporado a ella. Biden se opone explícitamente a Medicare para todos, una de las propuestas centrales de Sanders que es extremadamente popular. Trump también dijo que Biden apoya desfinanciar a la policía, cuando se ha opuesto abierta y fuertemente a ello. En política exterior, Trump y Biden se acusan mutuamente de ser blandos con China. Y el historial de Harris sobre Israel no está lejos de los republicanos.
Con las convenciones demócratas y republicanas terminadas y los temas básicos de sus campañas establecidos, se puede ver fácilmente que no se abordarán las principales preocupaciones de la clase trabajadora y del pueblo. A medida que continúa desarrollándose una rebelión histórica frente a la represión estatal masiva y la violencia supremacista blanca, la necesidad y la oportunidad de construir una organización independiente son más claras que nunca. Los socialistas tienen que afrontar el momento y construir un partido independiente.