Por Zuleika Matamoros
A pesar de las restricciones impuestas por el aumento de casos de Covid-19 por la llegada de la cepa brasilera, las organizaciones y activistas que se habían articulado para realizar una concentración el 8M salimos a la calle.
Pancartas, consignas, canciones, arengas vistieron una concentración que se presenta como minúscula en relación a las decenas de miles de mujeres que salieron en Argentina, España, Chile, Brasil, México, incluso enfrentando la dura represión. Sin embargo, es necesario decir que ante la atomización de la movilización en Venezuela, es un logro importante que en las calles cada vez se sumen, aunque sea a cuenta gotas, a las exigencias por nuestros Derechos.
Desde Juntas y a la Izquierda estamos convencidas y determinadas a seguir adelante con el desafío de resistir, de no abandonar las calles y de seguir convenciendo a las mujeres que actuemos de manera organizada, juntas, de manera independiente del gobierno y de los partidos patronales para enfrentar la arremetida a los Derechos de la mujer trabajadora y de los sectores populares.
Las Defensa de los Derechos de las mujeres sin concesiones al Estado
La profundización y la ofensiva antiderechos del gobierno nos impone fuerza y determinación. No cederle al gobierno, a los sectores religiosos y al conservadurismo ni un poco. Es por ello que en la concentración del 8M estuvimos presentes con tres exigencias fundamentales: Salario igual a la Canasta Básica, por nuestros Derechos sexuales y reproductivos y por el cese de la violencia y de los feminicidios.
La desaparición del salario que ha dejado a millones de trabajadoras sin el sustento para sí mismas y sus familias, ha generado que una inmensa cantidad de mujeres que conformaban la mayoría de la masa trabajadora de este sector hayan visto mermado a casi cero sus ingresos. Un despido masivo e indirecto que ha sometido a la mujer a vivir no solo sin salario formal, sino sin servicios. Es común que en Venezuela una mujer realice dos, tres y hasta cuatro actividades económicas y además esté sometida a vivir sin garantía del servicio de gas, de agua, de electricidad o de telefonía e internet. Servicios que han sufrido aumentos exponenciales. La múltiple explotación alcanza para sobrevivir con precariedad.
Por el otro lado, las trabajadoras del sector privado, bajo el chantaje de “ganar más de lo que el estado impone como salario mínimo”, han sido sometidas a trabajos por encima de las 8 horas establecidas en la LOTTT, a la bonificación del salario y a un ingreso promedio que no cubre ni tan siquiera la Canasta Alimentaria. Y por eso, desde Juntas y a la Izquierda como movimiento de mujeres trabajadoras y de los sectores populares no bajamos esta exigencia, incluso hemos sido parte de las luchas de los y las trabajadoras en el reclamo del Derecho al salario eliminado de hecho por el gobierno de Nicolás Maduro como parte de las negociaciones con la burguesía tradicional y la emergente.
Colocamos en la calle la denuncia con mucha fuerza de la eliminación del salario como política antiobrera del gobierno de Maduro apoyada por la burocracia sindical aglutinada en la Central Socialista Bolivariana de Trabajadores (CSBT) que es la correa de transmisión de las políticas que se perpetran en contra de la clase trabajadora, con el partido PSUV y sus aliados como cómplices de la penosa situación que atravesamos. Asimismo denunciamos a viva voz las consecuencias del bloqueo y las sanciones impuestas por Estados Unidos; promovidas y apoyadas por los partidos de la patronal privada (Voluntad Popular, Primero Justicia, Alianza Bravo Pueblo, Vente Venezuela, entre otros) que han agudizado aún más el calvario que sufren las mujeres y que también tienen un cómplice importante en sindicatos y federaciones aglutinados en la antigua Central de Trabajadores de Venezuela (CTV) o en otros espacios como la Coalición Sindical donde se disputan la apropiación de nuestras luchas y cabalgan sobre nuestras necesidades. Muchos de esos burócratas que hoy se rasgan las vestiduras ante los medios y gritan ¡salarios dignos ya! Son los mismos que se han sentado años tras años y han permitido que lleguemos a estas nefastas condiciones.
Aborto: un tema incómodo incluso dentro del movimiento de mujeres
Un tema en el que se expresan las mayores coincidencias entre el gobierno y sectores de la derecha tradicional es en el aborto. El encarcelamiento y la saña con la que el gobierno actuó en el caso de una activista que apoyó a una adolescente de 13 años embarazada producto de una violación encendió las alarmas en enero de este año cuando recién el caso salió a la luz pública.
Ante la respuesta espontánea del movimiento de mujeres en su conjunto y en el que puso de manifiesto el debate sobre el aborto, el gobierno celebró una reunión con los sectores de la iglesia evangélica. Diputados de partidos de derecha como Bertucci de partido Esperanza por el Cambio, el diputado Moisés García, el pastor y parlamentario Alfonso Campos, se pudieron expresar a sus anchas en el Teatro Teresa Carreño, en el que fueron enfáticos en su petitorio antiderechos en contra de los derechos sexuales reproductivos de la mujer y de la diversidad sexual.
El gobierno no ha podido disimular la intención de huir hacia adelante y evitar a toda costa que el debate tome fuerza en la calle. Y allí es donde se presenta el nudo gordiano con sectores del movimiento feminista que bajo argumentaciones tales como que la sociedad no está preparada o que el carácter de este gobierno no nos permite avanzar en nuestros derechos, rebajan la exigencia a la despenalización por tres causales.
Desde Juntas y a la Izquierda pudimos romper el límite que supone que sectores pro gobierno y sectores que lo adversan dentro del movimiento feminista invisibilizaran a los sectores que nos oponemos a que la exigencia sea despenalización por las tres causales y exigimos legalización del aborto, que sea seguro y gratuito, sin restricciones. Bien sabemos que el hecho de tener el poder de decidir ser madre o no es un derecho humano fundamental y no retrocedemos ni un paso. Ni las iglesias, ni el Estado, ni quienes le son funcionales podrán con la determinación que tenemos ante este oprobio a la mujer en pleno siglo XXI. Así que le dimos mucha fuerza a la consigna Educación sexual para decidir, anticonceptivos gratuitos para no abortar y aborto legal seguro y gratuito para no morir.
Son feminicidios. El Estado es responsable
En Venezuela nunca se han presentado cifras de los femicidios, si tratamos el término como aparece en la ley. Este ocultamiento de cifras no es casual. Invisibilizar el asesinato de mujeres, más allá de mostrar el carácter machista y patriarcal del gobierno y sus aliados antiderechos, abonó el falso pensamiento en el imaginario de la sociedad que en Venezuela los femicidios no eran ni comunes, ni frecuentes.
Mientras el Mundo nos mostraba a las mujeres en grandes movilizaciones denunciando abusos y violencia, feminicidios, en Venezuela no se muestran las cifras y sobre la propaganda de la ley en contra de la violencia en contra de las mujeres y su reforma ha construido la matriz de opinión de su carácter feminista.
Esta falsedad ha quedado al descubierto cuando diversas organizaciones y activistas se dedicaron a sistematizar la información recabada en diversos medios de comunicación, y a pesar de entender que esto puede representar un subregistro, se comenzó a dar visibilidad al tema de los feminicidios. El año pasado fueron 256 mujeres victimas de feminicidios y este año a la fecha van 49 mujeres asesinadas a causa de la violencia machista.
Ante la movilización que se realizara por el cese de los feminicidios por los dolorosos y terribles casos de violación, mutilación y asesinatos de dos jóvenes en el estado Portuguesa en menos de 48 horas, además del asesinato de una mujer a manos de su pareja sentimental en una semana en la que también mataron a dos mujeres más en la ciudad de Caracas, la respuesta, además de apresar al agresor, es la reforma de la ley orgánica contra la violencia contra la mujer.
Desde Juntas y a la izquierda unimos nuestra voz a quienes han denunciado el Estado por su inoperancia, inobservancia e indolencia ante los casos de los feminicidios y decimos ¡el Estado es responsable!
Resistir con organización y lucha por nuestros derechos
Las mujeres nos encontramos en resistencia. No solo hemos sido golpeadas históricamente. Patriarcado y Capitalismo son una simbiosis que ha impuesto un sistema que nos ha llevado a la muerte, a la maternidad obligatoria, a la vulneración de nuestros derechos laborales y salariales.
Nosotras nos fortalecemos en la lucha y ese es el desafío que hemos tomado desde Juntas y a la Izquierda. A cada mujer en un lugar de trabajo, en un liceo o en una escuela, en los barrios y zonas populares y rurales les queremos invitar a ese parte de esta organización para juntas luchar contra estos flagelos que nos azotan. No ha habido Derecho alguno para la mujer que no haya sido conquistado con lucha. Votar, Divorciarse, escoger con quien casarse, usar pantalones…
A esto te invitamos quienes somos parte del equipo fundacional de esta organizaciones de mujeres trabajadoras y como parte de la Liga Internacional Socialista. Tenemos mucho qué hacer, el desafío es grande y estamos determinadas a luchar por nuestros Derechos y hacer historia. Para cambiar todo lo que deba ser cambiado de este sistema que nos explota y nos oprime.
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