A principio de junio del presente año surgió el espacio de articulación obrera y sindical, Trabajadores en Lucha, como una necesidad ante la grave situación que estamos sufriendo los trabajadores venezolanos a consecuencia de la política antiobrera y antipopular del gobierno que encabeza Nicolás Maduro, y también en el marco de una respuesta necesaria en medio de un panorama que evidencia la falta de alternativas de lucha que se deban genuinamente al interés de las trabajadoras y trabajadores.
En el evento inicial de conformación del espacio, se acordó una declaración que dio forma a los elementos gruesos en los cuales nos conteníamos quienes nos hicimos parte de ese primer paso y asumíamos los retos venideros para que Trabajadores en Lucha se fuese consolidando (I). Es importante resaltar, que muchos de los que nos agrupamos en esta nueva articulación, veníamos de hacerlo también en la Intersectorial de Trabajadores de Venezuela (ITV); de donde nos tuvimos que retirar debido a que la mayoría de los sectores sindicales que le daban vida, optaron por descarriarse detrás de Juan Guaidó, desperdiciando la fuerza que se venía ganando en las calles y lanzando al canasto de la basura el documento que recogía los principios sobre los cuales nos sustentábamos las diversas organizaciones que ahí nos encontrábamos, donde el tema de la autonomía sindical e independencia de clase era fundamental.
En Trabajadores en Lucha se alcanzó acuerdos desde el punto de vista de la independencia de clase, lo que definió en qué términos íbamos a intervenir en los constantes procesos de lucha que se han presentado en medio de la crisis que estamos padeciendo en el mundo laboral. El anticapitalismo, el antiimperialismo o el rechazo a todo tipo de injerencia, son principios claramente marcados en la declaración inicial y que nos impulsaba a construir un polo que escapase a todos aquellos factores político-sindicales que responden a los intereses de las cúpulas de la polarización, encabezadas por Maduro y por Guaidó, y de igual manera de otros que incluso están más a la derecha de este último, visiblemente representados por María Corina Machado o Antonio Ledezma., así como de aquellos que están plegados al gobierno y actúan como instrumento de sus políticas de ajuste.
Un inicio prometedor y un “apaciguamiento” posterior con clara explicación
Desde las primeras reuniones de Trabajadores en Lucha se acordó un plan de lucha mínimo con la propuesta de hacer algunos foros sobre el memorando 2792, acompañar acciones ante el TSJ para impulsar el Amparo por que se cumpla el Art. 91 de la Constitución Nacional, concentraciones de protestas ante algunas instituciones para exigir la anulación del 2792, entre otras. Dicho plan se cumplió a medias, sobre todo con dos o tres concentraciones ante el Ministerio de Planificación y del Trabajo respectivamente, exigiendo la nulidad del citado memorando, más sabiendo del peso que tiene como instrumento, por un lado, aplicado por el Estado y por el sector privado; y por otro lado el desconocimiento sobre él mismo que impera en la clase trabajadora. Eso nos estaba sirviendo para ir mostrándonos ante los trabajadores y también como ejercicio para ir dándole cuerpo en la práctica a lo que aspirábamos.
Luego se acordó realizar una marcha desde Plaza Miranda en el centro de Caracas, hasta la Vicepresidencia de la Republica, en donde algunas organizaciones fuimos sorprendidas al encontrarnos con que la actividad iba en unidad con la “Coalición Sindical”, espacio político-sindical con una dirección estrechamente vinculada a María Corina Machado y a Antonio Ledezma. Esta movilización marcó un punto de inflexión en Trabajadores en Lucha, ya que desde entonces fue perdiendo fuelle para continuar en la calle con orientación propia. Todo ello, atravesado por los debates que se empezaron a dar en torno a cómo se concebía la “unidad de acción”, con qué política, y que no chocara con lo establecido en el documento fundacional. Aparentemente esto había quedado resuelto como resultado de esos debates.
Se fue haciendo evidente que el apaciguamiento en el que había entrado Trabajadores en Lucha respondía a que algunas organizaciones le estaban poniendo más empeño a relacionarse con la llamada Coalición sindical en detrimento del espacio que compartimos, y aunque se pretendía justificarlo aludiendo que cada quien hacía por su cuenta lo que considerase como factor, más temprano que tarde se puso sobre el tapete la errada visión de quienes vienen obrando de tal manera, con su política y que están poniendo en riesgo a Trabajadores en Lucha como originalmente la concebíamos.
El artículo de un dirigente del Partido Socialismo y Libertad (PSL) y los errores de otros sectores de la dirigencia sindical (E. Sánchez)
Un artículo firmado por un dirigente del PSL a mediados de septiembre y que fue publicado por diversos medios digitales, da cuenta de la política de esa organización, que hace parte de Trabajadores en Lucha y que se concreta cuando más adelante uno de sus compañeros en plena reunión propone expresamente que los sindicatos de la Coalición Sindical se incorporen a Trabajadores en Lucha.
El artículo en cuestión (II) revela lo que se venía manifestando en el espacio que llevamos en común y al igual que con la ITV, se desdeñan los acuerdos fundamentales y la autonomía de clase queda a riesgo de ser disuelta. Pareciera que no es una simple equivocación de los compañeros sino una política. Como decimos un poco más arriba, creíamos que el debate sobre la unidad de acción había quedado resuelto en el marco de Trabajadores en Lucha, pero el autor lo retoma en su escrito para criticar lo que, según él, es una equivocación de algunos factores que estaríamos colocando en el mismo lugar político al gobierno y a los partidos de oposición patronal.
En lo que a nosotros respecta, no colocamos al gobierno en la misma línea de la oposición clásica de derechas en cuanto a la responsabilidad principal y directa en la ejecución del paquete anti obrero, pero nos guiamos por la consigna ¡Ni burocracia ni capital!, pues detrás de esa oposición de derechas, en la que militan ciertos dirigentes sindicales, están los intereses de los grandes grupos económicos, las transnacionales y el imperialismo cuya intervención solicitan. El gobierno como tal nos está aplicando un paquete brutal y hay que enfrentarlo con la determinación que se requiere desde el hecho de que somos una izquierda claramente anticapitalista, antiimperialista y antiburocrática. Y es tan enemigo nuestro como Guaidó, como María Corina Machado o Antonio Ledezma y todo lo que cada uno de ellos representa. Estos últimos, aunque no son parte del gobierno actual, son parte de una política de la gobernanza mundial; mutilan y liquidan derechos de los trabajadores en todas partes del mundo, lo que se expresa en el “Plan País” de Guaidó, pero con más virulencia, en los jefes de la Coalición Sindical que abiertamente piden la intervención militar a Venezuela. Sus voceros sindicales plantean la dolarización de la economía y reivindican el golpe de Estado del año 2002 ¿Qué autonomía militante “más o menos” le atribuye el PSL a los integrantes de coalición sindical? ¿Cómo se explica eso de más o menos autonomía? Si la política es la unidad con la coalición sindical, entonces no se explica la ruptura con la
Intersectorial: pasar de los que amoldan la lucha sindical a los intereses de Guaidó, al campo de los que la
amoldan a la derecha más dura, porque al fin y al cabo también son oposición al gobierno de Maduro.
Es indiscutible la responsabilidad del gobierno en cuanto a nuestras desgracias se refiere y la unidad de acción se plantea en torno a consignas claras. La coalición sindical propone la existencia de una tabla salarial en dólares, lo que abiertamente va en función de la política de sus jefes comprometidos con sectores del capital financiero, además choca con la táctica de articular las luchas salariales en torno a que exijamos que se aplique el art. 91 de la CRBV. Es más que notorio entonces que los compañeros del PSL en los hechos están por la dolarización, que implica pérdida de soberanía y la barbaridad que indica someterse al dólar como patrón en el marco de la economía a nivel mundial.
Es errado pensar que la unidad de las luchas de base pasa necesariamente por la unidad con direcciones sindicales que apuntan en muchos aspectos fundamentales hacia un rumbo opuesto al nuestro y a los intereses históricos de la clase trabajadora. Y eso no niega que pueda haber concurrencia en algunas luchas de la base, pero cada quien en su lugar. La realidad por la que está pasando el movimiento obrero y sindical venezolano en este momento histórico es innegable y su reconstrucción va a necesitar de largos procesos de lucha y movilización que lleven a que surjan direcciones que expresen todo lo nuevo que se desprenda de ello. No quiere decir que eso tiene que paralizarnos, por el contrario, por eso nos articulamos en espacios como en el que estamos militando y debatiendo como Marea Socialista para que pueda fortalecerse y desarrollarse. Pero ir a una supuesta unidad de acción con los sectores de derecha y extrema derecha, sea en cualquier terreno, con aparatos que cuentan para sí con recursos y medios de comunicación de gran alcance, es ir a diluirse y terminar sumando a la estrategia de los partidos políticos más de derecha en nuestro país.
El debate sobre la realización de una plenaria nacional de Trabajadores en Lucha
Desde hace cierto tiempo venimos insistiendo como propuesta en la realización de una plenaria nacional de Trabajadores en Lucha, principalmente por dos razones. La primera para poder transcender en el debate al equipo que normalmente se reúne en Caracas e intentar nivelar con los compañeros del interior y otros que estuvieron en el primer encuentro y que por diversas razones no pueden asistir asiduamente a las reuniones. Y la segunda, para intentar retomar un espíritu de conjunto que, en base a los acuerdos del documento inicial y a una lectura de la situación política nacional, nos sirva para volver a las actividades concretas con vigor y claridad sobre el papel a jugar frente a las y los trabajadores.
Ese debate venia avanzando y donde estábamos centrados era en cómo desarrollar la agenda, pero el problema que tenemos que resolver ahora responde al carácter de dicha plenaria, pues se ha expresado la idea de incorporar a la coalición sindical y a sindicatos que estaban en la ITV y que en su momento se fueron detrás de Guaidó. Es decir, es plantearse la aniquilación de Trabajadores en Lucha que lleva a juntarse con quienes desde el sindicalismo estén en contra de Maduro, sin importar a quiénes respondan o a qué intereses tributan pasando por encima de los acuerdos centrales y haciéndose parte de una política de derrota definitiva para los trabajadores y los sectores populares en general; del intervencionismo, donde se enarbola el antigobiernismo junto a la oposición patronal adaptándose a las consignas de la derecha y dejando el anticapitalismo solo para los discursos.
Ese es el punto, es el debate real. Lo que está en juego es la suerte de un espacio que queremos cuidar y que puede dar para actuar como un polo con personalidad propia, que sea capaz de mostrar un camino combativo distinto y sin manipulación a los trabajadores. La lucha por el salario, por recuperar las prestaciones, contra el memorando 2792, contra la criminalización de la protesta y contra el régimen de hambre que nos ha impuesto el madurismo, es una batalla que se dirime en el terreno de la lucha de clases, sin oportunismo, sin posibilismos y entendiendo que, aunque la correlación de fuerzas no nos favorezca en estos momentos, la crisis también va quemando a las distintas direcciones políticas que pretenden presentarse como salvadoras pero que se desinflan al compás de no presentar salidas verdaderamente democráticas o que lleven a resolver los grandes problemas del pueblo en su conjunto.
Ni la Central Bolivariana de Trabajadores (CBST), ni la coalición sindical, tienen un plan de independencia de clase y genuina fidelidad a las necesidades e intereses de la clase trabajadora, que ofrezca un camino hacia la recuperación de los derechos que nos han violentado totalmente; sus direcciones son agentes directos de todas las caras del poder, enemigos de nosotros los trabajadores. Y para poder relacionarnos con sus bases en las mejores condiciones, precisamente hay que hacer todo lo contrario a lo que ahora plantean los compañeros del PSL y quienes les secundan en el marco de Trabajadores en Lucha, ya que ante los eventuales episodios de movilización y de protestas que se puedan dar, podemos participar con nuestras consignas, con nuestras propuestas, y diciéndole a los compañeros de base lo que son realmente esos dirigentes burócratas y la corresponsabilidad que tienen en el hecho concreto de que no tengamos direcciones sindicales con criterio de clase y sí, por el contrario, todas clientelizadas y muy serviles a la patronal, tanto pública como privada.
Esta discusión queremos que se de en la plenaria nacional, junto con los compañeros que hasta ahora no han podido ser parte del debate, pero hablamos de una plenaria de Trabajadores en Lucha, no con la coalición sindical ni factores ex ITV. Por nuestra parte seguiremos defendiendo la autonomía de clase y proponiendo campañas que ayuden en ese sentido y a la articulación de las luchas obreras. Por eso insistiremos en el impulso del amparo por que se cumpla el art. 91 de la CRBV, seguiremos con los talleres respecto al memorando 2792, como seguiremos insistiendo en que cada actividad que se discuta en las reuniones sea asumida entre todos, para cumplirlas y para darles un carácter de mayor agitación y presentación en cada lugar. La lucha por los salarios sigue siendo el eje principal que marca los reclamos de los trabajadores en todas partes y va ligado estrechamente a los despidos y la criminalización de la protesta por parte del gobierno. Movilicémonos por la recuperación de ese derecho fundamental, con consignas nuestras, tanto en las actividades que hagamos por cuenta propia, como en aquellas que vayan surgiendo y podamos intervenir como Trabajadores en Lucha.