Por: Zuleika Matamoros
En los últimos días se celebró la cumbre de presidentes suramericanos en Brasil. Obviamente es una reunión de gobiernos que responden a los intereses del Capital. Lula, se erige como líder regional y aboga por la “integración suramericana”.
La cumbre ha generado fuertes criticas por la forma en la que el presidente brasilero recibió al cuestionado presidente Maduro a quien Lula le proporcionó los que ya muchos califican de blanqueo político internacional en Brasilia. Lula defendió a su invitado y dijo que no existía el autoritarismo en Venezuela, sino que es parte de una narrativa creada por el imperialismo.
Bloqueo imperialista y política antiobrera, una combinación liquidadora de la clase obrera
Lo primero que debemos aclarar es que en Venezuela desde hace una década se vive una situación calamitosa de crisis sistémica y que tiene su peor expresión en la situación económica y condiciones de vida a la que fueron condenados las y los trabajadores, una vez que la política de Nicolas Maduro ha sido atacar el salario y los beneficios laborales al punto de haber eliminado en los hechos el valor del salario mínimo, convirtiendo a la masa trabajadora en una gran masa de lumpenproletarizados dentro y fuera del país.
Pero, también es necesario decir que las sanciones impuestas de manera unilateral por los Estados Unidos afectaron principalmente a la población venezolana y no así a su gobierno.
No es un tema secundario el hecho que el gobierno de Nicolás endosó las consecuencias de las sanciones económicas sobre la espalda de la clase trabajadora, favoreciendo a la burguesía tradicional y la emergente llamada boliburguesía.
Esta doble tenaza capitalista se traducen en un sistema de salud destruido, un sistema de educación devastado, supe explotación, altos índices de desnutrición y subalimentación, servicios básicos deficientes y con un mal humor social que no encuentra salida en el marco de la democracia burguesa en Venezuela.
Entre narrativas te veas
La opinión publica nacional e internacional se centro en el trato de Lula hacia el presidente Nicolás Maduro, en el que le atribuye a una construcción narrativa del imperialismo la valoración negativa del gobierno venezolano. Adulación innecesaria por demás.
Lo primero que debemos aclarar es que si alguien ha inventado y usado la narrativa socialista y obrerista para desmontar las conquistas alcanzadas durante el proceso revolucionario es el gobierno de Maduro, convirtiéndose así en la peor propaganda contra el socialismo en la actualidad junto a otros regímenes del mismo tipo. Si una narrativa deberíamos desmontar es, precisamente, la que usa el gobierno autoproclamándose como socialista, de izquierda, obrerista y humanista.
Pero también debemos decir que la oposición de derecha también se sustenta sobre una narrativa para llevar adelante una política de despojo de los bienes de la nación que estaban fuera del país, al punto de inventarse un presidente autoproclamado y reconocido por muchos de los presidentes de la región, aglutinados en el extinto Grupo de Lima.
Esta manipulación de la derecha se sustentó sobre hechos de la realidad, como por ejemplo la dura represión que dejó mas de una centena de muertos en las protestas del 2017, también en la ilegitimidad de la Asamblea Constituyente cuyos miembros eran el Poder Constituido y cuya función principal fue imponer, entre otras, tres leyes fundamentales para llevar adelante la política de entreguismo y venta del país: La Ley Antibloqueo que abre las ventas en secretismo de los bienes del Estado y empresas nacionalizadas, las Zonas Económicas Especiales y la Ley contra la incitación al odio usada como mecanismo de represión y que le ha permitido encarcelar a quienes se oponen al despojo.
La imposición de Guaidó como presidente y la actuación del Grupo de Lima lo que trajo a la población venezolana fue un desequilibrio absoluto. Las personas huyeron del hambre, de las consecuencias de haber dejado al país en calzoncillos ante la corrupción de grandes proporciones que nos dejó las arcas tan vacías, como los bolsillos de los burgueses tradicionales y nuevos llenos.
Así que tanto la narrativa construida desde el imperialismo norteamericano, como la construida desde el gobierno venezolano no es más que la narrativa de la corrupción que despoja a la clase trabajadora venezolana y que juntas, como hermanas disfuncionales, han destruido y derrotado el proceso revolucionario desde adentro y sin necesidad que la derecha fuera gobierno.
Finalmente son los negocios
Lula habló de integración regional, los presidentes ninguno se negó a ser parte de los negocios que fortalecerían a los sectores capitalistas que cada cual representa.
Lo que si debemos tener claro es que cada presidente de la región, mas allá de los discursos suaves, medianos, moderados o altisonantes en contra de la dictadura del gobierno venezolano, se tendrían que quitar el sombrero frente a Maduro por haber logrado lo que a ellos les ha costado movilizaciones, rebeliones y luchas: un ajuste al pueblo trabajador que lo despojó de las prestaciones sociales o de los montos de jubilación, haber convertido a millones de trabajadores en un gran ejercito de rompehuelgas porque están dispuestos a trabajar por cualquier salario que los saque del hambre a ellos y a sus familias en los países que se encuentren al servicio de empresas multinacionales que se frotan las manos ante tal masa de mano de obra barata y que son parte intermediaria en el negocio del extractivismo y el lobby de las energías fósiles. Ninguno de los que se tomaron la foto en la cumbre habló de este aspecto.
Otra arista de este encuentro es un acuerdo implícito sobre los temas de corrupción en la que la transaccional brasilera Odebrecht tiene en Venezuela unos verdaderos monumentos a la impunidad y el desfalco a la nación . Obras gigantescas cuyos millonarios recursos se encuentran en las arcas de burócratas y empresarios. Tan descomunal como las arcas que se llenaron gracias al reconocimiento de un presidente autonombrado que sirvió para llenar los bolsillos de quienes se llenan la boca como demócratas honestos. Nada más lejos de la realidad.
Derechos Humanos y Democracia
No se puede negar la violación sistemática de derechos humanos en Venezuela El principal derecho violado es tener a la población subsumida en la más absoluta miseria, sin salario, sin salud, sin educación de calidad, que nos lleva a vivir muy por debajo de la línea de pobreza y ser el país de la región con la migración más grande.
Luego están los derechos democráticos. En Venezuela el gobierno es profundamente autoritario y que cada vez más avanza en esta dirección. Elecciones habrán al parecer, pero con el método de Ortega y Murillo. Estamos hablando de un gobierno que llamándose de izquierda ha proscrito a la izquierda en Venezuela, ilegalizando partidos. Evitando la formación de organizaciones partidarias y escogiendo su propia oposición.
Todo este episodio en una historia truculenta de asaltos y manipulación a la democracia, es expresión de la crisis de las democracias burguesas.
El de Maduro es un gobierno que ha confiscado todas las libertades democráticas. Ha cualificados los métodos de reversión, control y chantaje. Ha encarcelado a trabajadores por el solo hecho de exigir salarios dignos, ha asesinado a presos dentro de las cárceles. Ha sido sentenciado por torturas a los presos por razones políticas. Tiene cuerpos de represión que ha asesinado a jóvenes en los barrios pobres. Ha sumido a los venezolanos en una dinámica de pobreza, miseria y calamidad.
Pero hablando de asalto a la democracia, nada es comparable con que un diputado se autoproclame presidente y en seguida, detrás de Estados Unidos, decenas de países hayan apoyado tal acción antidemocrática. Es decir, unos y otros son antidemocráticos
Los gobiernos que hoy se limpian la cara hablando sobre el democracias y derechos y señalando a Maduro de dictador, muchos haciendo de propagandistas de una derecha macartista, no son opuestos totalmente a estas violaciones de derechos a la clase obrera. Alberto entregado y arrodillado al FMI o Boric reprimiendo y siendo el que contuvo toda la rebelión chilena jugando un papel de retroceso. Perú con una dictadura fragante que ha asesinado a cientos de personas en las calles y de la cual nadie se pronuncia, Ecuador con sus giros antidemocráticos, Uruguay que pretende privatizar el agua y, finalmente Brasil que se erige como un líder regional que representa a sectores de la burguesía transnacional y que avala un gobierno como el de Maduro. El resultado entre las salidas de derecha liberal o neoliberal y los gobiernos que han llegado con la política del mal menor. Desde el derechista uruguayo Lacalle hasta Maduro, pasando por Alberto, Lula, Lasso, la dictadura Dina y hasta Petro le son funcionales a salvar un capitalismo en crisis que cada vez ajusta más a los trabajadores.
Por un gobierno de los trabajadores
Desde Marea Socialista, sección venezolana de la LIS estamos empeñados en la tarea de transformarlo todo. De voltearon todo, en las calles y también en una gran organización internacional de las y los trabajadores y los sectores oprimidos. Estamos por ser gobiernos y voltear a estos pillos y trúhanes integrantes del Capital y que están allí para aplastarnos. A veces haciéndose los progresistas. En ocasiones pintándose de Derecha. Con Golpes de Estados o elecciones manipuladas y siempre con la represión como carta debajo de la manga que la usan cuando quieren seguir ajustando al pueblo trabajador