En pleno desarrollo de la pandemia del Covid-19, el imperialismo estadounidense ha decidido avanzar en la agresión e injerencia contra el gobierno venezolano. El pasado martes 25 de marzo el Departamento de Justicia norteamericano, a través de un anuncio que fue hecho por el Fiscal General William Barr, emitió una orden de captura contra el presidente Nicolás Maduro y otros 13 funcionarios de la plana mayor gubernamental y del PSUV. También fueron incluidos en la lista, generales prófugos y retirados que ocuparon altos cargos del Estado venezolano, como son Carvajal Barrios y Clíver Alcalá.
El sistema judicial de los Estados Unidos, en sintonía con el cerco tendido por Trump, pone precio a la captura de los acusados, y ofrece entre 10 y 15 millones de dólares de recompensa a quien colabore en “facilitar informaciones que permitan el arresto y enjuiciamiento de la cúspide chavista”. Con ello se toman una vez más atribuciones de policía mundial, propiciando un escenario tipo Noriega, que llevó a una invasión, para echarle mano al entonces presidente de Panamá. Las acusaciones son de “narcotraficantes”, “financiadores del terrorismo”, “corrupción” y “lavado de dinero”.
La nueva ofensiva intervencionista e injerencista por parte de EE.UU, sucede casi en simultaneidad con el anuncio de la desactivación de un plan golpista por parte del gobierno venezolano. Nicolás Maduro denunció que el 23 de marzo había sido incautado un cargamento de armas en Santa Marta, Colombia, por autoridades de ese país (enemigas del gobierno venezolano), que tenía como destino a Venezuela. El anuncio que fue corroborado por Cliver Alcalá Cordones, que se atribuyó la responsabilidad y dijo haber coordinado la acción con el autoproclamado Juan Guaidó y con los Estados Unidos. Algún acuerdo falló, y decidió develar la información, luego de que el Departamento de Justicia norteamericano lo incluyese en la lista de “narcoterroristas”. Seguidamente el militar declaró que las armas incautadas iban a ser “para hacer una unidad militar que se conformó con la idea de libertar al país y eliminar quirúrgicamente los objetivos”, en combinación con Guaidó, quien se mueve libremente por Venezuela.
Así las cosas, quedó develada al menos una parte del plan articulado con EE.UU para su política intervencionista hacia Venezuela, con la ayuda logística del gobierno colombiano que luego detuvo el cargamento de armas, pues Estados Unidos hace tiempo que ha convertido a Colombia en su “portaviones” continental para distintas operaciones, entre ellas, facilitar un golpe de Estado organizado por Juan Guaidó y un sector militar encabezado por Alcalá Cordones o por otros actores armados.
Lo que se esconde detrás de esta nueva agresión norteamericana es la intención de Trump de apropiarse de los recursos petroleros y mineros que se negocian con los distintos factores del capitalismo internacional en medio de sus crisis y disputas, así como reasumir el control político directo del país ante un gobierno que mantiene alianzas y comercio con sus enemigos globales (Cuba, Rusia, China, Irán, etc.). Para ello, evidentemente el imperialismo norteamericano pretende imponernos al ficticio presidente Juan Guaidó a través de un Golpe de Estado, o de alguna clase de operación intervencionista especial. Esto a pesar de que el autoproclamado, ha venido fracasando en sus intentonas y es rechazado actualmente por la mayoría del pueblo venezolano, incluso por sectores de la población que se opone al gobierno de Maduro.
Todo ello se da en el marco de las disputas inter – imperialistas libradas entre los estadounidenses y los chinos, así como con los rusos, en plena crisis global del capitalismo, se dirimen imponiendo condiciones que agudizan la miseria y la muerte en el seno de nuestros pueblos. Mientras este nuevo episodio de la política intervencionista está en pleno desarrollo, los venezolanos nos vemos en un escenario de recorte cada vez más acentuado de las libertades democráticas y de represión, atrapados en la polarización impuesta entre la casta burocrática de Maduro y la representación política de la burguesía tradicional de Venezuela, ejercida por Guaidó. Ambos tienen detrás intereses imperialistas de uno u otro tipo.
No sabemos hasta qué punto el gobierno de Trump está realmente dispuesto a actuar sobre Venezuela en estos momentos, con una pandemia en curso tanto aquí como en los Estados Unidos, desencadenando un escenario bélico muy peligroso en nuestro territorio, con repercusiones a escala global (por ejemplo, frente a China, Rusia y en los países latinoamericanos) que tendría consecuencias en la política interna norteamericana, o si está utilizándolo como recurso político en medio de su propia crisis.
Sin embargo, nos mantenemos alertas e insistimos en que más allá de la retórica imperialista, la mejor manera de enfrentar la ofensiva intervencionista es con medidas soberanas y antiimperialistas reales.
Una de ellas es la suspensión del pago de la deuda externa corrupta e ilegítima que nos somete también al capital financiero gringo, cuando estamos necesitando esos recursos para atender la pandemia en nuestro país. Pero resulta que el gobierno de Maduro demostró que aún en estas circunstancias prefería “pedir cacao” con un préstamo del FMI y pagar por la deuda ya existente, más de lo que recibiría de un préstamo envenenado del principal organismo financiero del imperialismo.
¡No a las “salidas” golpistas, antidemocráticas e intervencionistas que traerán más desgracias al pueblo pobre!
Desde Marea Socialista hemos sido consecuentes con nuestro repudio y rechazo a la política injerencista, intervencionista y golpista de Estados Unidos, sea a través de Juan Guaidó o de cualesquiera otros actores; posicionamiento que no significa tenerle ninguna confianza al gobierno de Maduro-Militares-PSUV.
El pueblo venezolano, se encuentra azotado por las políticas antiobreras y antipopulares del gobierno de Nicolás Maduro, con un sistemático endurecimiento de la represión contra trabajadores, campesinos y sectores del movimiento popular para imponer su política de ajuste. Con esto pretenden someter a quienes se oponen a seguir soportando los duros golpes de una crisis sin precedentes, que nos ha sometido a vivir en una creciente miseria, para financiar a la casta de nuevos burgueses que se ha ido consolidando con la apropiación de toda la plusvalía generada por los trabajadores.
Pero este pueblo no necesita ser falsamente “liberado” a través de un golpe de Estado militar, ni por componendas y maniobras supuestamente “democráticas” para cambiar de amos, porque de cualquier manera seguiríamos bajo la dictadura de la burocracia y del capital. Ya sabemos que tras la promesa de la “recuperación” de la “democracia” hay una disputa por el poder y por el lucro de los sectores dominantes en pugna, una vez que la actual dirección política que controla el gobierno ha destruido todo los que alcanzó nuestro pueblo en la experiencia de la revolución bolivariana.
Al pueblo venezolano no le debe caber duda de que, con unos o con otros, seguirían siendo devastados nuestros derechos fundamentales como trabajadores y los de la población en su conjunto. El propio gobierno de Maduro se ha encargado de imponer buena parte del plan neoliberal de los capitalistas.
Incluso ha ido más allá, hasta el punto de que muchos sectores del gran capital privado se han lucrado con creces y como lo han expresado desde FEDECAMARAS, la burguesía tradicional, si bien no ha logrado cambiar de gobierno, ha cambiado al gobierno mismo, asimilándolo a las políticas capitalistas en el arrase de los derechos laborales, llegando a convertirse en instrumento de muchos de los objetivos neoliberales, contenidos en el “Plan País” que en su momento presentó Juan Guaidó.
Para nosotres, está más que claro que Ni Maduro, ni Guaidó ni el sector de militares a los que dice “representar” Cliver Alcalá, están por resolver nuestras necesidades, desde el momento en que se ponen al servicio de los intereses y dictados de la burguesía imperial. Luchar contra el recorte de las libertades democráticas no tiene nada que ver con golpes y asesinatos que se planean desde sectores militares y burgueses articulados con el poder imperial en el exterior.
Por la organización y lucha autónoma del pueblo frente a Maduro y a Guaidó
Ante las políticas antiobreras y antipopulares de Maduro y ante la política intervencionista ejecutada a través de Guaidó, lo que nos queda es organizarnos y luchar desde la perspectiva de la clase trabajadora y de los sectores populares. Es el propio pueblo venezolano quien tendrá que definir con sus luchas nuestro destino político, y no son ni los golpistas por encargo, ni los políticos pro-intervencionistas, ni Trump, ni los burócratas que secuestraron el poder, los que pueden decidirlo por encima de nuestra soberanía popular.
Por otra parte, el pueblo venezolano, por sí mismo, es quien tiene la potestad de investigar y juzgar a sus gobernantes, siempre dentro del marco de nuestra soberanía, como pueblo y como nación. De ninguna manera podemos admitir que una potencia extranjera pretenda irrumpir en nuestro país a detener a los acusados en Estados Unidos por su propio sistema judicial.
Sabemos que el imperialismo echa mano a falsos positivos para intervenir en otros países, pero tampoco podemos ignorar las acusaciones que se hacen a las más altas figuras del gobierno nacional, puesto que hemos venido, desde hace años, denunciando un colosal desfalco a la nación por obra de la corrupción, por la fuga delictiva de capitales y otros mecanismos mafiosos, así como por la deuda externa ilegítima.
Por lo tanto, al mismo tiempo que rechazamos la injerencia imperialista, insistimos en el derecho del pueblo a la contraloría social, a realizar una Auditoría Pública y Ciudadana, tanto a la Deuda, como al sistema de cambio de divisas (Cadivi, Cencoex y otros), a PDVSA y a las empresas del Estado en su conjunto, a las cuentas públicas y a todos los cargos públicos, desde el presidente para abajo.
Resalta la necesidad de contar con un sistema judicial transparente, independiente del gobierno y libre de corrupción, para que se investigue todo y se esclarezcan las acusaciones hacia funcionarios gubernamentales. Ante toda sospecha, debemos exigirle al gobierno que se someta a la contraloría social independiente, que reanude la publicación de estadísticas económicas y sociales vedadas para la ciudadanía desde hace varios años, en medio de la más absoluta opacidad de las cuentas públicas que es sin duda una de las peores tapaderas de la corrupción, junto con la inacción del sistema de justicia y la impunidad.
Sabemos que esto no es viable bajo las actuales condiciones políticas de opresión y autoritarismo, y que esas condiciones sólo podrán cambiar cuando las propias luchas de la clase trabajadora y de los sectores populares, permitan la reorganización y forja de una nueva correlación de fuerzas en favor del pueblo, que le permita despojarse de la dominación de la burocracia gobernante y de la clase capitalista explotadora.
En este momento, tenemos como pueblo, el imperativo de defendernos de la pandemia del coronavirus. En medio de los esfuerzos por frenar la embestida del coronavirus, tenemos que exigirle al gobierno nacional que cumpla con medidas que verdaderamente lleven a enfrentar dicha pandemia. Les trabajadores y sectores sociales más golpeados por todas las “pandemias” que han caído sobre nosotres, emergencia tras emergencia, debemos mantener la perspectiva de lograr la articulación necesaria y con ello ir dando cuerpo a un factor de lucha que se plantee seriamente una salida soberana e independiente a la crisis toda.
Frente a todo ello, reiteramos lo ya dicho en nuestro comunicado anterior “Para enfrentar la pandemia no necesitamos represión, ni pago de la deuda, ni FMI” https://mareasocialista.org/2020/03/19/para-enfrentar-la-pandemia-no-necesitamos-represion-ni-pago-de-la-deuda-ni-fmi/ y decimos:
¡No al injerencismo e intervencionismo, venga de donde venga!
¡No a las salidas golpistas y antidemocráticas que traerán más desgracia al pueblo pobre!
¡No a Trump y el Grupo de Lima que asesinan a sus propios pueblos cuando se levantan!
¡Venezuela debe responder con medidas antiimperialistas como la suspensión del pago de la deuda, para destinar los recursos a la pandemia!
¡Autoorganización y lucha independiente sin depositar ninguna confianza en el gobierno de Maduro!