Por: Impulso Socialista
Desde el 28 de abril la juventud en la calle ha puesto contra las cuerdas al Gobierno de Duque, cuya respuesta fue el tratamiento de guerra a la protesta social, militarizando las ciudades y campos en asociación grupos paramilitares. Además, desbordó la capacidad de dirección del Comité Nacional de Paro (CNP), que es cada vez más cuestionado, y al tiempo, fue superior a la fuerza demostrada el 21N del 2019 y del 9-11S del 2020. La combinación de estos elementos configura una lucha de clases sumamente abierta y en disputa que hasta hoy ha tirado atrás dos reformas (reforma tributaria, proyecto 010), bajado dos ministros (Hacienda y Relaciones Exteriores) y un comandante de la policía. Es una lucha donde el gobierno uribista de Duque tambalea. Hoy los escenarios de base como las asambleas, comandos regionales y metropolitanos, entre otros, no están desarrollados, por lo que nuestra tarea fundamental para poder avanzar es ¡Organizarnos en asambleas populares y por sector de trabajo! ¡Derrotar al gobierno uribista de Duque a través de la organización y movilización popular y clasista!
Al mismo tiempo, acontece un vertiginoso debilitamiento del uribismo, como representante de una parte de la burguesía, que cada vez se queda más solo y aislado, ya el partido conservador y el de la U le ponen la espalda a la reforma laboral y tributaria antes que hundirse junto al uribismo, cada vez encuentra menos apoyo y más críticas a nivel internacional y el pueblo pobre está haciendo una experiencia que quedará grabada a flor de piel pues nuestres compañeres asesinades por el Estado y por la orden del gobierno actual no se olvidan, se reivindica su memoria al calor de la lucha. Una expresión concreta de este debilitamiento es la afanada búsqueda que tiene el uribismo de desligarse del pésimo gobierno de Duque para posicionarse de cara al 2022. Si queremos una transformación radical no basta con tirar el gobierno uribista, puesto que la clase trabajadora y los sectores populares tienen que dirigir organizadamente su destino y esto no será posible mientras los explotadores estén en el poder político del Estado, no basta sólo con el “AntiUribismo”.
La represión y el terrorismo de Estado en estos 21 días de paro ha sido la respuesta principal que Duque y la cúpula militar han tenido para frenar el ímpetu de nuestra clase y de un pueblo enarbolado en una lucha más que justa y necesaria. El asesinato, la desaparición, la tortura, los toques de queda y la violación a compañeras y diversidades sexuales, los impactos de bala, las golpizas, montajes judiciales, persecuciones, amenazas, entre otras, han sido el repertorio perpetrado por las fuerzas represivas, tanto militares como paramilitares, y que para hoy han asesinado a 51 personas, herido a 524, perpetrado 21 violencias basadas en género, han dejado 1.430 personas detenidas, 12 allanamientos y montajes judiciales, 753 denuncias de abusos de poder y 379 desaparecides. Hoy el Estado muestra su faz terrorista y genocida de una forma nítida y poco conocida en las grandes urbes, militariza las ciudades y, para el 12 de mayo, desplegó más de 2.400 militares y policías en Cali. En todo esto, las fuerzas militares y paramilitares han accionado en complicidad e impunidad, dejando ver que de fondo sus intereses son los mismos y que están dispuestos a defender a bala y sangre los intereses de las clases dominantes en contraposición a nuestras exigencias.
En todo este contexto, que nos pone principalmente a la juventud, como blanco en la mira del terrorismo de Estado y como principal enemigo de la “estabilidad”, actúa el CNP queriendo dialogar como sí “aquí no pasara nada” al sentarse con este gobierno genocida y precarizador, además de hacerle el juego al gobierno para mantenerlo en el poder y así llegar al 2022 a su disputa electorera, materializándose como la pata izquierda del régimen uribista, jugando bajo las reglas que lo oxigenan, una traición de clase es lo que hoy hace el CNP al sentarse con el comisionado de paz y, en boca de Maltes presidente de la CUT, diciendo: “nos sentaremos apenas nos llame el gobierno”. Este es un comité que está principalmente dirigido por el MOIR y el Partido Verde, detrás la “Coalición de la Esperanza” y el “Pacto Histórico”, levantando un pliego construido unilateralmente y declarado como “las exigencias populares”.
Sabemos que para contrarrestar esta sucia política, cerrada, antipopular y conciliadora del CNP y demás sectores electoralistas de la centro izquierda, debemos organizarnos desde abajo, a través de asambleas populares y regionales, para llevar todas nuestras exigencias, esas que realmente representen los intereses de la mayoría. Debemos exigir que las centrales obreras llamen a un verdadero Paro Indefinido de la Producción, para que les trabajadores puedan participar activamente de los espacios de movilización y discusión, para que hablemos realmente de una huelga general en Colombia y no un paro cívico. Esta será la única manera de darle un golpe mortal a Duque y todo su plan genocida y precarizador.
Finalmente, desde Impulso Socialista planteamos los siguientes puntos de programa que consideramos deben ser discutidos y nutridos por el contenido que el pueblo organizado decida en sus asambleas:
1. Fuera Duque y todo su gobierno ¡Impulsemos las asambleas populares!
2. Por una huelga general que ponga a la clase trabajadora a la cabeza de esta lucha.
3. Destitución, juicio y castigo para toda la cúpula militar y policial y para quienes dieron la orden de disparar, torturar, violar y desaparecer desde el 28A. Juicio y castigo para alcaldes, gobernadores, jueces y quienes hayan justificado la represión, apoyado la militarización y que encubren y dejan impune el terrorismo de Estado y quienes lo han ejecutado.
4. Reestructuración de las fuerzas militares, no basta con reformas: a. Destrucción de la doctrina militar contrainsurgente que le da tratamiento de guerra interna a la movilización social. b. Desmonte del ESMAD ya e imposibilidad de desarrollar otro cuerpo represivo parecido o similar. c. Destrucción de cuerpos militares, policiales y combinados que se destinan a masacrarnos en las calles y perpetuar el terrorismo de Estado como única respuesta a la movilización social. d. Retirar de las manos del Ministerio de Defensa y de la cúpula militar a la policía, traspaso de esta al Ministerio del Interior y que responda a ser una fuerza civil, además, que ni militares ni ex militares puedan asumir cargos de dirección de las fuerzas policiales. e. Fuerte disminución del presupuesto destinado a la guerra, que se redirijan estos recursos a sanear la crisis a favor de nuestras necesidades no las de los capitalistas. f. Acabar la justicia penal militar, los militares no pueden seguir juzgándose a sí mismos por sus crímenes y delitos. Que se desmantele ya la recientemente creada por Duque ‘Unidad Administrativa Especializada de la Justicia Penal Militar y Policial’ dirigida por el anterior director ejecutivo de la Justicia Penal Militar, Fabio Espitia.
5. Medidas de emergencia para sanear la crisis económica y sanitaria actual, solucionarla a favor de nuestras necesidades y no las de los capitalistas: a. Quitar exenciones a grandes capitales y reemplazarlo por un impuesto progresivo y permanente a las grandes fortunas, volcar estos recursos a la crisis sanitaria. b. No pago de la deuda externa y con estos recursos garantizar la renta básica para la desocupación y el trabajo informal y un aumento general de salarios acorde al costo de la canasta básica.
6. Vamos por educación pública, gratuita y de calidad: a. Reapertura gradual y progresiva de los campus estudiantiles con protocolos de bioseguridad, vacunación y condiciones de bienestar aseguradas por el ministerio de salud y de educación. b. Sanear el déficit presupuestal de las universidades públicas.
7. Por un sistema de salud público, masivo y gratuito: a. Triplicar el presupuesto en salud y unificar el sistema de salud para que sea público, gratuito y universal en manos del Estado. b. Por la eliminación de las patentes para la producción pública de vacunas contra la COVID. Vacunación gratuita y universal. c. Declarar de propiedad pública los laboratorios y capacidad instalada para producir vacunas. d. y garantizar la educación gratuita y universal con una inyección a la base presupuestal. Por eso, es muy importante que proyectemos un Encuentro Nacional de Paro, pues será ese el espacio que recoja todos los debates que se están llevando adelante en las asambleas barriales, regionales y populares de todo el país; un encuentro que permita coordinar e impulsar la continuidad de la movilización, discutir un programa para resolver la crisis económica y sanitaria. Es momento de que el 99% de la sociedad colombiana tome las riendas de la movilización, nos organicemos democráticamente y decidamos a partir de nuestras necesidades el país que nos merecemos.
¡A PARAR PARA AVANZAR, VIVA EL PARO NACIONAL! ¡VIVA LA REBELIÓN EN COLOMBIA! ¡FUERA DUQUE Y URIBE!